Con una técnica sencilla, quizás sea el motivo lo que lleva a esta expresión artística a convertirse en un conjunto complejo. Los graffitis nacieron en Francia vinculados a la oleada revolucionaria de mayo del 68 pero fue América, en el seno del movimiento hip-hop, la que le dio cuerpo, forma y vida. Entre rappers, skaters u okupas, se convirtió en un fenómeno de carácter urbano aunque en pocos años sin abandonar la esencia de un inconformismo que le caracteriza, logró una internacionalización que perdura.

Tal vez en estos momentos el sentido de reivindicación haya medrado en favor de dotar a los trabajos de mayor riqueza visual pero, y quizás en parte por las notas de protesta e ilegalidad en las que continúan inmersos, resisten aún a desaparecer como modelos de marginación. Aunque el Diccionario de la RAE lo califique como «letrero, dibujo, grabado o escrito en paredes u otras superficies resistentes de caracter popular y ocasional sin trascendencia», hay poco de verdad en una definición que la aleja de su realidad inmediata.

En cuanto a sus características formales, el elemento básico es el spray, aunque se utilizan los rotuladores indelebles para pequeños textos o firmas (modalidad que se conoce como tac). Los colores, vivos y llamativos, imitando brillos y reflejos. Se exalta la caligrafía hasta hacerla prácticamente ininteligible y en general, es poco figurativa aunque se utilizan rostros, cuerpos o detalles dentro de un fondo más abstracto. Eivissa es una ciudad predispuesta a acoger a este tipo de artistas, bien por su circulación continua como por la abundancia de espacios para bombardear. Desde el centro (la plaza de toros ha sido el último lugar escogido por dos argentinos para plasmar sus intenciones) hasta la carretera de Sant Antoni, la utilización de muros es constante. La noche es el momento ya que se trata de una práctica no permitida. El ejemplo fue la medida adoptada por el Ayuntamiento de Calvià que optó por adecuar áreas y permitió por decreto la sanción de pintadas al margen de las establecidas. Pero resulta difícil frenar con normas una inspiración que nació para hacerles frente.