Alexander lleva cinco de sus catorce años dedicados a una ilusión. Con una voluntad capaz de levantar por sí mismo una publicación que, con dieciséis números a sus espaldas es algo más que una realidad, este joven de Santa Eulària es el mejor ejemplo de espíritu emprendedor. En un mundo en el que los solitarios pocas veces triunfan, se ha dejado aconsejar por familiares (sus padres escriben los textos de su calendario referente a temas etnológicos, en esta ocasión, los faros), profesores y amigos. Jose ha sido la última incorporación a este mini-equipo para colaborar en las tareas de distribución y publicidad, ya que realizar las veces de editor, comercial o repartidor a punto de comenzar cuarto de ESO, complica el asunto. Hasta 300 ejemplares se pondrán a la venta al precio de quinientas pesetas, una cantidad injusta en lo referente a tiempo, esfuerzo y material, contable e incontable, empleado. A pesar de haberse encontrado con algunas situaciones desagradables, su empeño no cesa y ya está gestando en su mente la próxima edición. El principio del milenio se queda corto para algunas mentes.