Alumnos de COU y LOGSE compartieron pupitres y aulas con el objetivo común de alcanzar la universidad. Foto: Germán G. Lama.
Rubén es uno de los 126 alumnos ibicencos que cuenta con tres días para afrontar una de las pruebas que condicionarán su futuro como informático de sistemas: la selectividad. A pesar de tener clara su vocación, depende de una nota para poder asegurar su entrada en la universidad. Setenta y dos horas en las que las puertas se abren para todos a través de las cerraduras de lengua, filosofía, catalán o comentario de textos, mientras que las opciones marcan la pauta en matemáticas, física, literatura y otras asignaturas. Tanto él como su amigo Fran, ambos del instituto Blanca Dona, repiten la experiencia de junio, a diferencia de los ocho jóvenes que lo hacen con el objetivo de mejorar su calificación y conseguir así la posibilidad de cursar la enseñanza superior elegida.
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