El conseller de Treball del Govern balear, Eberhard Grosske, ofreció ayer una rueda de prensa acompañado de la titular de Benestar Social del Consell, Sofía Herranz. Foto: VICENÇ FENOLLOSA.

La Conselleria de Treball se ha fijado como uno de sus primeros objetivos acabar con los accidentes en los lugares de trabajo. El conseller responsable de esta cartera, Eberhard Grosske, se comprometió ayer a «buscar un entendimiento con el Ministerio» para que Eivissa pueda tener el año que viene un inspector de trabajo fijo en la isla y un administrativo. En estos momentos, tan sólo se realizan inspecciones cada quince días lo que, a juicio de los sindicatos, es insuficiente.

«Esta es la primera petición que han hecho los sindicatos, que están muy preocupados por los temas de seguridad e higiene. Actualmente, no se cumple la ley de prevención de riesgos, lo que desencadena grandes dramas humanos y sociales», señaló el conseller, quien reveló que las islas cuentan con una de las tasas de siniestralidad laboral más altas del Estado.

Grosske destacó que el perfil de las personas que son víctimas de accidentes en el trabajo «suelen ser muy jóvenes, de entre 20 y 30 años». «Lo que está pasando -añadió- es un pequeño escándalo. Las curvas de siniestralidad se tienen que invertir en esta Conselleria, sino me sentiré totalmente fracasado como conseller». El titular de Treball del Govern prometió que se incluirá una partida en los presupuestos del 2000 para contratar a un inspector y acabar con la actual situación.