El sentimiento y las tradiciones andaluzas han calado fuerte en Eivissa. La llegada, como cada año por estas fechas, de la Feria Andaluza en el recinto ferial atrae la atención de los que buscan las tradiciones del sur en una isla de contrastes. Gran parte de la población de la isla es originaria de Andalucía y aprovecha estos actos festivos para identificarse con su tierra a ritmo de sevillanas y con un sabor de boca muy especial. El que da el buen embutido curado, el que ofrece al paladar el gusto refinado de los vinos andaluces y todo ello en un marco alegre y muy auténtico.

La decena de casetas participantes en la feria han aprovechado estos días para engalanarse con farolillos y motivos propios de distintos puntos de Andalucía. Sobre todo de Sevilla, Córdoba y Granada. «Los que venimos aquí cada año queremos dejarlo todo lo mejor posible, mostrar al visitante que si viene a la Feria entra en un rinconcito de Andalucía», dice orgulloso Antonio Tur, uno de los feriantes que ha montado la caseta del «Mesón Andaluz».

Sillas pintadas de verde y con detalles florales traídos desde Sevilla, botellas de fino en forma de gruesa cartulina decorando los techos verde y blancos, y miles de lucecitas son el trasfondo de una fiesta que alcanza un ambiente muy especial. Si uno recorre poco a poco el recinto se trasladará a otro paraíso, que no es el propio de la isla. Pasará de pronto a vivir unas tradiciones que marcan la vida de muchas personas. Deberá de sumergirse en el mundo del cante y del folclore. No faltan, pues, en esta feria los que disfrutan de un fino de Jerez, una cerveza, o los que degustan sentados ante un tablao unas gambas a la plancha. «Hemos repartido miles de litros de cerveza, porque aquí hace calor y la gente tiene mucha sed. La feria es un acontecimiento único que busca alegrar y divertir a la gente», asegura Enrique, uno de los suministradores de cerveza Damm.