Fue media hora de concierto y espectáculo que, sin duda, supo a poco a los centenares de asistentes al recital de Sasha Lazard que tuvo lugar la madrugada del jueves en la discoteca Privilege, dentro de la fiesta de La vaca asesina.
Arropada por un elegante montaje que se sujetaba en torno a tres pilares: coreografía, vestuario y luces, la increíble voz de la trance-soprano norteamericana logró llenar un escueto escenario apenas decorado con varias antorchas.
Tres bailarines interpretaron, según las pautas diseñadas por Slam -creador también de los pasos que marcaron la gira «Blond Ambition Tour» de Madonna- las notas de Mark Raskin, quién con los teclados tocó cuatro piezas-movimientos en una original combinación de música electrónica y ópera.
Entre el público asistente estaba Montserrat Martí, hija y compañera de profesión de Montserrat Caballé, que hizo las veces de madrina anónima de la diva estadounidense, queriendo permanecer en todo momento en un discreto segundo plano. La soprano catalana bajó a los camerinos a saludar una vez terminado el recital en el que, según confesó a los organizadores, «disfrutó mucho». El caso es que por la voluntad de ésta y el tesón de la estrella invitada, sin duda, la noche no tuvo más que un nombre, el de Sasha Lazard.
La presentación de la gira europea de esta artista, desconocida por el momento en el viejo continente, no pudo tener mejor inicio.
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