La sensibilidad de las organizaciones no gubernamentales (ONG) se ve crecida cada año por los numerosos conflictos que azotan la convivencia humana en demasiadas partes de nuestro planeta. Esta afirmación adquiere un enfoque más destacado para Eivissa cuando una de estas organizaciones ha surgido de la isla y ha participado en la reconstrucción de una zona caliente como lo ha sido y lo continúa siendo Kosovo.

Ese conflictivo territorio marcado por años de odio, de diferencias religiosas, étnicas, lingüísticas y protagonista hace muy poco de una cruel guerra, como lo son todas, ha atraído la atención de una ONG ibicenca.

Por primera vez en la isla, tres miembros de la asociación Dignidad junto con dos conductores se atrevieron el pasado 7 de julio a cruzar las fronteras geográficas y dirigir un convoy humanitario de dos camiones cargado con alimentos, medicinas y material de primera necesidad. Su destino: los habitantes albanokosovares de la capital de Kosovo, Pristina. Su objetivo: hacer llegar la ayuda con todas las garantías y recoger experiencias humanas de un territorio desconocido para ellos, destruido por la guerra, y lleno de odios y venganzas.

«Partimos desde Barcelona con los dos camiones y 50.000 kilos de ayuda sin saber lo que nos encontraríamos. Ha sido un esfuerzo humano y económico muy costoso, puesto que no recibimos ninguna ayuda administrativa para llevar a cabo este proyecto», afirma Ricardo del Àrbol, coordinador en Baleares de Dignidad y miembro de la expedición. Cruzaron Francia, Italia, los países del Este y llegaron a las puertas de Macedonia. Allí, en Skopje, la capital, no tuvieron mayores impedimentos que sobornar a los controles para que les dejaran pasar con la ayuda.