Una de las anécdotas más curiosas que nos dejó la boda del pasado sábado entre María Matutes, la hija de Abel Matutes, y Daniel Gómez, fue la curiosa actitud de la cantante Massiel. Esta se dedicó a «chupar cámara», es decir, a acaparar el protagonismo, como se suele decir en el argot periodístico.

Saltándose a la torera cualquier norma de protocolo "imprescindible para estas ocasiones", Massiel esperó a todos los invitados más importantes en la misma puerta de la Catedral de Eivissa. Tanto es así, que a la hora de seleccionar las fotografías de los invitados a la boda que se iban a publicar el pasado domingo resultaba más que difícil encontrar alguna en la que no apareciera la interprete del «La, la, la».

Entre otros, este periódico pudo comprobar como la cantante departía con el ministro de Industria, Josep Piqué; el ministro de Fomento, Rafael Arias Salgado; el ministro de Interior, Jaime Mayor Oreja; la nueva comisaria europea, Loyola de Palacio; la presidenta del Senado, Esperanza Aguirre y el presidente del Gobierno, José María Aznar. Sin embargo, el caso más curioso fue el del tenista mallorquín Carlos Moyá, puesto que la cantante se abrazó a él "después de intentar anudarle bien la corbata" y se giró hacia los fotógrafos saludando.