María Antonia, la propietaria de la heladería Los Valencianos de Eivissa, recuerda cómo eran los helados en la década de los años 60: «Se vendían por cortes, que costaban dos pesetas. Había muy pocos sabores, y según qué tipo de helado pedías te podía costar sólo un real. Bueno, la horchata salía por cinco pesetas». Su empresa se estableció en la isla en la década de los 30, entonces la producción estaba a merced de los cortes de luz que se producían, por lo visto, constantemente.

Ahora, todo ha cambiado. Los helados de fresa se mantienen todavía en los escaparates de las heladerías, pero viven en franca competencia con la nueva y exótica gama de sabores.

Año tras años aparece algún nuevo helado. Sin embargo, no todos acaban por arraigar en el mercado. Así, por ejemplo, María Antonia explica el año en el que fabricaron los helados con sabor a regaliz, o los denominados «pitufo». Ninguno de los dos se mantiene en la actualidad. Para esta temporada han preparado algunos con los que esperan triunfar, como los de nueces de Macadamia, vainilla con naranja o "el más exótico" crema de philadephia con fresas.

Pese a todo, por lo que explica la propietaria de esta heladería, los gustos de los ibicencos no han cambiado demasiado en este aspecto. Todavía hoy, la vainilla, el chocolate, el limón o la stratacciatella son los más demandados por los clientes que se acercan a refrescarse un poco su garganta.

Lo que sí ha variado es la producción, que se ha visto beneficiada de la introducción de las máquinas. Pese a todo, María Antonia indica que la mano del artesano heladero se sigue notando en todos los helados.

· R. V.