El hotel tendrá cinco estrellas y contará con unos servicios
únicos en Eivissa. Habrá 190 habitaciones, con capacidad para 400
personas, salón de belleza y de convenciones, saunas, gimnasio,
jacuzzis y piscina climatizada. Todos los lujos que justifican que
el turista pague entre 50.000 y 60.000 pesetas por noche.
En los próximos días, explica Marí, finalizarán las obras de
derribo y comenzará la edificación, que aprovechará la estructura
ya existente del establecimiento que cerró hace ya más de ocho
años. Sin embargo, el cambio será total y no sólo por dentro. En el
nuevo edificio predominará el vidrio y el buen servicio al cliente
estará asegurado en cuestiones como el restaurante o las
actividades de animación.
Por lo que se refiere a la clientela, Insotel confía en ganarse
rápidamente al mercado alemán, aunque no descarta nacionalidades
como la belga, la suiza o la italiana. Con lo que no cuenta es con
los ingleses.
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