La presidenta Alejandra Ferrer, ayer, en sus declaraciones públicas.

Las imágenes que hemos podido ver en los últimos días de fiestas sin control en la playa de Cavall d'en Borràs, obviando todas las medidas de prevención sanitaria para frenar la expansión del coronavirus, además de pisotear sin piedad las dunas del parque natural, han indignado a la mayoría de los residentes en Formentera. Centenares de personas bailando y bebiendo a la puesta de sol, con música a todo trapo y los dinguis yendo y viniendo de embarcaciones ancladas descargando bebidas alcohólicas y equipos de música han convertido las playas del parque natural en Sodoma y Gomorra. No hay más que ver cómo amanecen las playas del Parque Natural de Ses Salines, llenas de botellas y latas vacías y todo tipo de residuos.

Esta situación en el último paraíso del Mediterráneo es insostenible y la sociedad civil ha puesto el grito en el cielo, lo que obligó al Consell Insular de Formentera a celebrar ayer una reunión de urgencia para coordinar la seguridad con la participación de Policía Local, Guardia Civil, Emergencias y Medio Ambiente del Govern, Demarcación de Costas y todas las consejerías insulares implicadas en el tema.

La decisión más contundente fue el cierre a partir de hoy del acceso de vehículos a partir de las 18.00 horas en todos los puntos de entrada del Parque Natural, con lo que se pretende evitar que se produzcan las masivas concentraciones de los últimos días. De este modo, solo podrán acceder las personas que dispongan de una reserva en alguno de los establecimientos de la zona. Eso sí, los que están dentro, están dentro y no serán desalojado.

Falta de efectivos
En las aglomeraciones de los últimos días no ha intervenido la Policía Local de la pitiusa sur al estar atendiendo otras emergencias, lo que demuestra, una vez más, que Formentera cuenta con una plantilla policial cortísima, especialmente en esta época, cuando están totalmente desbordados. El aumento de efectivos de la Guardia Civil que se produjo a principios de temporada está resultando claramente insuficiente en este verano postpandemia en el que todo parece haberse desbocado sin medida. Con esta realidad se hace casi imposible controlar semejantes hordas de danzantes enloquecidos.

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Además del cierre del acceso, la presidenta del Consell de Formentera, Alejandra Ferrer anunció tras la reunión que se pone en marcha un refuerzo en el que participan agentes de la Policía Local, la Guardia Civil y del área de Movilidad del Consell. En las semanas centrales de agosto se contará con el apoyo adicional de los GEAS y del servicio marítimo de la Benemérita para evitar la llegada por mar de los vendedores ilegales y los party boat.

Efectivos del servicio de Emergencias del Govern se han comprometido a realizar inspecciones en los próximos días en los establecimientos que puedan estar incumpliendo la normativa.

Preguntada ayer la presidenta por el papel que va a jugar el parque natural en este operativo, la respuesta es muy clara: «Los agentes de Medio Ambiente del Govern nos han dicho que intentaran sumar a alguien, pero la situación es la que es; tenemos destinado a un celador, eso es lo que hay».

«No beneficia a nadie»

En cuanto a las reacciones al cierre del acceso rodado a partir de hoy, el responsable del Tiburón, uno de los restaurantes a pie de playa de la zona, Alberto Durán, manifestó a Periódico de Ibiza y Formentera su indignación con «este tipo de aglomeraciones que no benefician a nadie. El Tiburón es un establecimiento de clientela familiar, tranquila y respetuosa con el entorno natural desde hace décadas y nos queremos desmarcar totalmente de estas agresiones a nuestro medio ambiente». Este rotativo intentó ayer sin éxito y en diversas ocasiones contactar con algún portavoz del Beso Beach.