Pese a contar con una especialista de cada área, todas las maestras del centro trabajan en un proyecto conjunto con todo el alumnado.

En la cima de la Mola, en Formentera, ayer volvió a reencontrarse tras las vacaciones de verano «una gran familia». Pero no una familia de padres y madres, tíos, hermanos, primas o abuelas, sino algo más simple: una familia de maestras y alumnos. En el CEIP El Pilar se consideran así, pues el centro es, según palabras de su directora, Neus Marí, «una escuela peculiar», la única escuela unitaria de Formentera.

Este curso el CEIP El Pilar contará con 60 alumnas y alumnos divididos en tres fases escolares: infantil, primer ciclo y segundo ciclo. En la primera hay matriculados 20 alumnos de entre tres y cinco años; en la segunda, 21 alumnos de entre seis y ocho, que cursan entre primero y tercero de primaria; y en la última, 19 alumnos de entre nueve y once, que cursan entre cuarto y sexto de primaria. Al mismo tiempo son seis las maestras que trabajarán este año en el Pilar de la Mola.

Si bien el ratio de diez alumnos por maestra puede parecer toda una facilidad para las docentes, «sí es cierto que al trabajar con tres niveles distintos es necesario aumentar el número de maestras», declaró la directora. Según Neus Marí, «si a las peculiaridades de cada grupo y de cada alumno en sí le sumamos tres niveles de conocimiento distintos, tiene que haber más maestras».

Y es que en la escuela de la Mola han cambiado mucho las dinámicas en los últimos años. Marí explicó que, pese a que ella lleva cuatro años como directora del centro, ya son cerca de catorce los que acumula dedicándose a la docencia, y en el día a día «hemos cambiado mucho». «Antes cada alumno tenía su libro según le tocaba por edad e ibas avanzando y ahora trabajamos metodologías más activas, trabajando más hacia la concienciación sobre el propio alumno», expuso.

¿Esto qué significa? Pues bien, tal y como explicó Neus Marí, la tendencia educativa llama a adaptarse más que a la edad del alumnado, a su nivel madurativo. Para ello, se preparan proyectos «que permiten que cada alumno, independientemente del curso que le toque hacer, pueda ir captando todos los contenidos». A su vez, esto permite que aquellos niños que tiendan a flojear en según qué materia puedan servirse de la ayuda de otros compañeros. Del mismo modo, aquellos estudiantes que muestren avances en alguna de sus capacidades también pueden progresar de forma independiente.

Todo ello para el profesorado supone un gran trabajo, pues aunque el número de alumnas y alumnos es menor, la predisposición a trabajar individualmente con cada uno de ellos que permite un centro unitario como este implica un gran trabajo de programación, organización y planificación. «Tenemos una especialista de cada área, pero al mismo tiempo tocamos todas lo que haga falta», señaló Marí. «Aquí no eres ‘maestra de', aquí eres maestra, tienes 60 alumnos en el centro y todos somos un conjunto».

Primer día

Cada año la vuelta al cole en la Mola sigue una dinámica similar. El primer día hay «una pequeña adaptación de los niños de tres años que dura una horita» y después vuelven con sus familias. Con el resto «solemos hacer una salida conjunta cerca del centro para almorzar fuera y crear nuevos vínculos», pero esta vez la meteorología jugó una mala pasada y la excursión no pudo realizarse. Aun así, en el CEIP El Pilar tienen la gran suerte de contar con el bosque dentro del propio centro, así que ayer, después de algunos talleres y actividades pensados a propósito para arrancar el curso como toca, todo el alumnado pudo disfrutar del fantástico entorno que les brinda el enclave natural que tienen como colegio.

Blanca Mayans, alumna de quinto de primaria, definió la escuela de «única», ya que pese a trabajar en las clases, muchas veces «hacemos actividades fuera y en el bosque, que me gustan mucho».

Paso a secundaria
La directora del centro también aprovechó la ocasión para recordar a los alumnos que este año han empezado la ESO y que se despidieron en junio de la escuela. En un centro tan particular, según Neus Marí, «intentamos cada vez trabajar la parte emocional, prepararlos hacia el cambio». Pese a ello, «los alumnos que van bien aquí, siguen igual cuando llegan a secundaria». Aunque la maestra admitió que muchos «tienen miedo cuando van al instituto», una vez dado el paso «les va súper bien».

Para Eric Ventura este será su último año en El Pilar, ya que el próximo año dará paso a la secundaria. Él vivió ayer el inicio de «un año que será muy emocionante, al ser el mayor de la escuela» y aseguró estar «preparado» para su futuro en el instituto.