A partir de aquí se busca la verdad, se hace justicia y se devuelve la dignidad’. Así rezaba el cartel pegado sobre la valla que cortaba el camino hacia el cementerio de Sant Ferran. Con las palabras ‘verdad’, ‘justicia’ y ‘dignidad’ imprimidas con los colores de la bandera de la II República. Por este mismo camino llegó andando la presidenta balear, Francina Armengol, quien resguardaba bajo su paraguas a la consellera Fanny Tur. Un gesto que no le bastó a la ibicenca para atender a los medios con el cabello completamente empapado. Y fue precisamente la presidenta balear la que pronunció las palabras que encabezan este artículo para justificar la decisión de su Govern de impulsar la Llei de Fosses: «Cuando abrimos una fosa cerramos una herida y ya es hora de cerrar muchas heridas que todavía continúan abiertas».

Una opinión con la que también debió estar de acuerdo Miquel Ribas, sobrino de Pep de Baix, cuyo cuerpo es uno de los cinco que se espera recuperar. «Se tendría que haber hecho hace mucho. Creo que es muy normal que los familiares tengamos la posibilidad de dar una sepultura digna a quien enterraron como animales», señaló Miquel al lado de Pep Mayans, su primo, quien todavía tiene a su madre, de 93 años, y la única hermana viva de Pep de Baix.

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También presenció los trabajos de exhumación Carmen Ferrer, nieta de Jaume de na Morna, un marinero «que estuvo en América y, por una vez que vino, lo cogieron», lamentaba Carmen, quien considera que encontrar sus cuerpos sería «poner el punto y final a una triste historia».

En ausencia del presidente Jaume Ferrer, que se encontraba en Bilbao siguiendo al Formentera en la Copa del Rey, la vicepresidenta Susana Labrador fue quien representó al equipo de gobierno del Consell en el cementerio de Sant Ferran. «Deseamos que se encuentren los restos y se pueda reparar un poco el dolor de aquellos que durante 80 años no sabían dónde estaban sus familiares», afirmó Labrador ante los medios de comunicación.

Por cierto, las tres personas asesinadas tras el desembarco en Formentera de las fuerzas del capitán Bayo en agosto de 1936 fueron Juan Torres Torres (párroco del Pilar de la Mola), Lucas Ramón Cardona (sargento de infanteria en situación de reserva), y Bartolomé Torres Planells (cartero).