«Pues imagínate», comenta de la Fuente, «es una actividad de tipo completamente lúdico». Durante las dos horas de travesía, los usuarios de la Apneef, que se dividen en dos grupos de ocho personas, unos a la ida y otros a la vuelta, aprovecharon para aprender a hacer nudos marineros, llevar los cabos o incluso dirigir el navío: «Es un velero de competición que lleva un volante gigante y ellos están encantados de la vida con poder llevarlo».
«Los marineros enseñaban a hacer nudos de manera muy amena, para pasarlo bien. A veces preguntaban que quién sabía adivinar cómo se llamaba un nudo con forma de ocho que se llama el ocho», indica de la Fuente. El responsable de ocio de la Apneef recuerda también que, en línea de lo que habían estado aprendiendo durante el verano sobre medioambiente, dio una pequeña charla de la posidonia: «Les hice algunas preguntas para ver si lo asimilaban, sin ser una clase ni nada por el estilo».
Experiencia para familiares
Para de la Fuente, uno de los principales puntos de la jornada viene de la mano del acompañamiento de los familiares. Según explica, es muy beneficioso que las familias puedan interactuar entre ellas.
«Durante la comida, las familias tienen la posibilidad de compartir momentos con personas que tal vez se encuentren en las salidas de terapia, como mucho. Comerte una paella con gente que vive tu misma situación da de que hablar», destaca.
Este es el primer Navegando con Apneef que realiza de la Fuente, que antes pertenecía a otro departamento de la asociación, y describe la experiencia de «muy agradable»: «Al final, la navegación está muy controlada, se trata de grupos reducidos y son los marineros los que van marcando lo que se hace». El velero contaba con 12 personas a bordo, entre los ocho usuarios, el monitor de la Apneef y la tripulación. El resto viajaban en ferry hasta Formentera. Al llegar, según rememora de la Fuente, fueron a darse un chapuzón a la cala cercana antes de tomar la paella del hotel Bellavista.
Aparte de esta actividad especial, los usuarios de la Apneef han disfrutado de varias experiencias lúdicas a lo largo del verano. «Hemos estado haciendo mucho snorkel y si se nos invita vamos encantados con los velomares, los kayaks… todas las invitaciones las recibimos muy contentos», explica de la Fuente. «Una de las niñas más pequeñas», recuerda, «se pasó la mitad del tiempo enroscando el cabo en uno de los aparatos y jugando con los marineros, y nosotros teníamos inquietud de ver cómo pasaría las dos horas de travesía».
«Lo que intentamos es ofrecerles a las personas con discapacidad las mismas oportunidades que tenemos cualquiera», incide de la Fuente. La Apneef atiende a más de 400 personas con diferentes necesidades físicas, psíquicas o sensoriales en las Pitiusas. El responsable de ocio de la asociación resalta que ellos consiguen sus objetivos gracias a su trabajo estructurado, «cubriendo todos los parámetros de seguridad para que los chicos vayan acompañados». «Se trata de eso: normalizar la situación y que puedan realizar cualquier actividad», se despide de la Fuente.
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