Tiempo de despedida

El viernes 31 de enero fue mi último día de trabajo como enfermera en San Antonio. No quisiera irme sin decir adiós, pero sobretodo, no quisiera marcharme sin decir GRACIAS.

Llegué a San Antonio hace 28 años con el título de enfermera recién salido de la imprenta, con gran ilusión y muchas ganas de trabajar. Pero enfermera me he hecho en San Antonio. Sus gentes me han enseñado a cuidar, porque me han cuidado desde el primer día.

Aún recuerdo el hotel donde me alojé mi primera semana en la isla y a la Señora María, que me daba de desayunar a las 7 de la mañana aunque no estaba abierto el comedor, «porque a trabajar tienes que ir bien desayunada». También me enseñaron a hablar ibicenco con acento de portmany y mi primera palabra: «aigu» (que tantas sonrisas provocaba en «vila»). Aprendí cuántos faldones lleva el traje de pagesa haciendo electrocardiogramas. Conocí los rincones perdidos de la isla    visitando a pacientes en su domicilio cuando no existía el google maps. (Ahora ya nadie se pierde, ¡qué pena!)

También quisiera dar las gracias a mis compañeros de trabajo. Han sido muchos años y muchos compañeros. Gracias por todo lo que me habéis enseñado y por haberme acompañado este último cuarto de siglo.

Ahora toca iniciar una nueva etapa, en un nuevo centro de salud, proyecto que afronto con gran ilusión y compromiso. Puede haber quién se pregunte porqué me voy, porqué pido un traslado, quiero compartir un secreto: no me gusta conducir, y se me da fatal (esto último quizá lo niegue en mi casa aunque sé que es verdad).

Espero haber sido una buena enfermera para el municipio de San Antonio, haber puesto mi granito de arena para mejorar la salud y el bienestar de mis pacientes. Una vez más: GRACIAS.