Controles de tráfico en Ibiza.

Hay noticias que, sorprendentemente, pasan desapercibidas. Nunca he sabido qué es lo que provoca que un tema genere debate. Y menos hoy en día, que gracias a las redes sociales y sus algoritmos parece importar más quién nos representará en Eurovision que cuánto va a tener que seguir humillándose el presidente del Gobierno para mantener el apoyo de un prófugo de la Justicia que vive como un rey en Waterloo.

A nivel local, sucede exactamente lo mismo. Casi siempre que piensas que tienes un temazo entre las manos, resulta que lo más leído es un texto sobre las virtudes del romero para los resfriados. Y así con todo. Pero ha habido una noticia que me sorprende muchísimo que no haya generado ningún tipo de reacción. Se trata de la relativa al resultado de los controles que han llevado a cabo la Policía Local de Vila y la DGT sobre los autobuses y los conductores que llevan a cabo el transporte escolar. No sé cuántos son, ni los buses ni los chóferes, pero me parece muy preocupante que hayan detectado un drogado, dos sin carnet de conducir en vigor, otra usando el móvil mientras conducía, seis buses con la ITV caducada y uno con los sistemas de retención infantil inadecuados. Como guinda, dos vehículos retirados de la circulación.

Mi hija pequeña utiliza este servicio. Y más de una vez he pensado en dejar de hacerlo porque no me parece que sea seguro. Ahora, con estos controles, mis dudas son mayores. Desconozco si en Educación se han echado las manos a la cabeza como lo hemos hecho las familias. Pero espero que lo hayan hecho y, sobre todo, que estén ya trabajando en las medidas a adoptar. Porque, mal que le pese al conseller, esto es mucho más importante que financiar chiringuitos para justificar el narcisismo.