Este fin de semana estuve alojado en un hotel de Vila, de los pocos que abren todo el año. Estaba lleno de atletas de la 11ª edición de la prueba deportiva 3 días Trail Ibiza - Ultra Ibiza. Cerca de un millar de corredores de 45 países estaban inscritos en este evento que cada año, por estas fechas, tiene lugar en la isla. El viernes por la mañana tenían buen aspecto. El sábado por la tarde, cuando bajé de la habitación para tomar algo en el bar antes de salir a cenar, me pareció tener ante mí un ejército de zombis. Caminaban doblados, cojeando, la mayoría descalzos. No había visto nunca tal cantidad de tullidos juntos. Pero a pesar de su evidente agotamiento físico y del dolor que les producía el simple hecho de caminar, parecían felices. Bromeaban entre ellos y se reían. Muchos estaban sonrientes y no vi a ninguno quejarse por su momentánea falta de salud, voluntariamente provocada por una actividad física extrema para la que pocos deportistas están preparados. Al principio, me compadecí de ellos al verles tan mermados de facultades. Pensé que muchos se estarían arrepintiendo de su visita a Ibiza para participar en esta carrera pedestre por caminos y senderos agrestes, cuanto más empinados e intransitables, tanto mejor. Pero estaba equivocado. Pronto comprobé que eso es justamente lo que iban buscando. Y que, en aquel estado físico tan deplorable, es cuando ellos más disfrutan. Con el cuerpo rebosante de hormonas como dopamina, serotonina, norepinefrina y endorfina, aquellos seres extenuados por un esfuerzo físico y mental extremo, se habían puesto al límite para probarse a sí mismos y lograr una meta para la que llevan muchos meses entrenando. Qué gran lección de autosuperación. Pero a mí me siguen pareciendo locos de remate. Masoquistas cuyo premio es andar lisiados varios días. Y ellos tan felices. Los dueños del hotel, claro.
Opinión
Aficionados a sufrir
También en Opinión
- Aparece el cuerpo sin vida de un sintecho en una de las jardineras frente a la sede de Cruz Roja en Ibiza
- La Aemet activa la alerta amarilla por lluvias en Ibiza y Formentera
- «Fue casarse y cagarse»
- Pide ayudas al paro y tiene una Harley y un Lamborghini
- El «premio al valiente del día» de Ibiza es para un conductor que deja el bus en pleno carril bici
1 comentario
Para comentar es necesario estar registrado en Periódico de Ibiza y Formentera
Ah, estimat columnista, quina passió poses en criticar gent que només vol gaudir de córrer! Jo, com a dona jubilada i feliç, confesso que no sóc una atleta—el més ràpid que corro és per atrapar l’autobús quan veig que se m’escapa. Però em fa molta gràcia la teva columna: sembla que has gastat més energia enfadant-te amb els corredors que ells entrenant. M’acusen sovint de mirar massa per la finestra i criticar el jovent, però almenys jo no els retrec que es dediquin a cuidar la seva salut o a perseguir objectius personals. Tu, en canvi, has fet una veritable marató de menyspreu, amb frases que corren més que un atleta ben entrenat! Per cert, dir-los “aficionados a sufrir” mentre jo he de llegir la teva columna sense riure massa fort perquè no em caigui el cafè, té mèrit. Si us plau, continua dedicant aquestes grans dosis d’ironia a aquells que es preocupen per viure millor, perquè, com a mínim, ens animaràs el dia amb aquesta performance. Això sí, la pròxima vegada, fes un esforç per entendre que el món no gira al voltant del sofà i la desídia. Que cadascú corri al ritme que vulgui… o que pugui!