3 Días Trail. | MATIAS NOVO

Este fin de semana estuve alojado en un hotel de Vila, de los pocos que abren todo el año. Estaba lleno de atletas de la 11ª edición de la prueba deportiva 3 días Trail Ibiza - Ultra Ibiza. Cerca de un millar de corredores de 45 países estaban inscritos en este evento que cada año, por estas fechas, tiene lugar en la isla. El viernes por la mañana tenían buen aspecto. El sábado por la tarde, cuando bajé de la habitación para tomar algo en el bar antes de salir a cenar, me pareció tener ante mí un ejército de zombis. Caminaban doblados, cojeando, la mayoría descalzos. No había visto nunca tal cantidad de tullidos juntos. Pero a pesar de su evidente agotamiento físico y del dolor que les producía el simple hecho de caminar, parecían felices. Bromeaban entre ellos y se reían. Muchos estaban sonrientes y no vi a ninguno quejarse por su momentánea falta de salud, voluntariamente provocada por una actividad física extrema para la que pocos deportistas están preparados. Al principio, me compadecí de ellos al verles tan mermados de facultades. Pensé que muchos se estarían arrepintiendo de su visita a Ibiza para participar en esta carrera pedestre por caminos y senderos agrestes, cuanto más empinados e intransitables, tanto mejor. Pero estaba equivocado. Pronto comprobé que eso es justamente lo que iban buscando. Y que, en aquel estado físico tan deplorable, es cuando ellos más disfrutan. Con el cuerpo rebosante de hormonas como dopamina, serotonina, norepinefrina y endorfina, aquellos seres extenuados por un esfuerzo físico y mental extremo, se habían puesto al límite para probarse a sí mismos y lograr una meta para la que llevan muchos meses entrenando. Qué gran lección de autosuperación. Pero a mí me siguen pareciendo locos de remate. Masoquistas cuyo premio es andar lisiados varios días. Y ellos tan felices. Los dueños del hotel, claro.