Dicen que nunca es bueno presumir o hablar bien de uno mismo. Pero en este caso discúlpenme que me permita una pequeña licencia porque no se trata de hablar de mí sino de Onda Cero y de la tercera edición del Encuentro de Empresarios en Positivo que organizaron este viernes la emisora y Caixa Bank en el restaurante Sa Capella de Sant Antoni de Portmany. Y es que creo, humildemente, que la ocasión lo merece porque más allá de que resultó todo un éxito de público, con el aforo completo desde hacía varios días, pero sobre todo de participación, con la presencia de destacadas personalidades del mundo de la empresa en las Pitiusas y en Baleares y de la periodista, escritora y profesora madrileña Marta García Aller, quien impartió una lección magistral sobre la aplicación de las nuevas tecnologías y la Inteligencia Artificial a nuestros días.

Fue una charla amena y tan interesante que se hizo corta por más que García Aller estuviera más de media hora demostrando su conocimiento sobre el tema y su facilidad para conectar con el público presente. Su lenguaje sencillo y divertido del que hace gala todas las mañanas cuando es de las primeras en hablar en el programa de Más de Uno de Carlos Alsina en Onda Cero o cuando colabora en otros espacios como La Brújula de Rafa Latorre, son sus señas de identidad, así como su capacidad para explicar el tema, darnos su versión y luego dejarnos con las suficientes dudas como para seguir indagando más en él. Algo que por cierto se puede hacer leyendo sus dos últimos libros, Lo imprevisible y Años de Perro.

Tanto que escucharla en este Empresarios en Positivo en Sant Antoni supuso darnos de bruces con una realidad que tal vez muchos de nosotros ya íbamos atisbando pero que quizás nos negáramos a reconocer que estuviera más cerca de lo que pensábamos. Les hablo del enorme volumen de información que tenemos actualmente a nuestro alcance y los problemas que esto puede traer consigo con una sociedad actual repleta de noticias falsas, sin contrastar o soltadas en cualquier lugar y sin ningún criterio en busca solamente de lograr un click, un me gusta o un mayor retorno económico. Un problema muy grave que, como aseguró Aller en Onda Cero Ibiza y Formentera, está provocando que la ciudadanía ya no se crea nada de lo que lee ni de lo que oye o escucha, ni siquiera lo que es verdadero, y eso es muy peligroso «porque para votar y educar a nuestros hijos necesitamos saber con certeza lo que está pasando y porque un mundo potencialmente falso provoca que todo se deteriore». Y es aquí donde creo que conviene poner en valor el trabajo de los periodistas objetivos que contrastan la información, que se documentan, y que hacen su trabajo sin importarles la prisa por ser el primero en publicarlo en Internet. En resumidas cuentas, poner en valor la información de calidad por encima de todos aquellos que se hacen pasar por informadores cuando lo único que hacen es ponerse delante de un micrófono para soltar lo primero que se les pasa por la cabeza, para escribirlo en opiniones totalmente sesgadas en sus blogs o contarlo en podcast frente a la cámara de sus teléfonos móviles sin respeto por la profesión ni por las personas a quienes se dirigen.

Hablar ante un micrófono es muy fácil y escribir cualquier texto también – lo hago hasta yo – pero cuidar el mensaje, que sea veraz y hacerse preguntas que realmente merezcan la pena es otro cantar completamente distinto. Y más en estos tiempos tan complicados que nos ha tocado vivir, marcados por una polarización tan extrema que hace que solo se puede ser de los tuyos o de los contrarios si no quieres ser tachado de alguna barbaridad o en los que soltar bulos sin contrastar se haya convertido en el deporte nacional.

Lo cierto es que escuchando este viernes a Marta García Aller uno siente ese vértigo helado, ese sudor frío que te sube por la espalda cuando sientes que lo que tienes delante no es nada bueno. Porque, nos guste o no, lo que cuenta es verdad y porque desgraciadamente parece que todo esto de la desinformación, las mentiras o las fake news tiene difícil solución viendo el avance de una Inteligencia Artificial que provoca que acabemos dudando de todo y que, como aseguró la periodista madrileña con su permanente sonrisa, vamos camino de que esa expresión que todos hemos empleado alguna vez de «ver para creer» se convierta en una quimera, en un refrán anticuado que tal vez nuestros hijos o nuestros nietos jamás lleguen a entender.

Pero nada de darse por vencidos. No podemos rendirnos, venirnos abajo y pensar que ya está todo perdido por más que en ocasiones el desánimo pueda con nosotros. Nada de nada. Porque que como canta el Arrebato, «no es normal vivir así, callando al corazón cuando nos habla, con puertas y con ventanas cerradas, y con un miedo que nos libra de vivir sin escuchar lo que nos pide el alma… y porque a fin de cuentas, el miedo no nos libra del ridículo y vivimos para vivir». Así que miremos siempre el lado positivo, reivindiquemos la buena información, la de calidad y cantemos todos juntos que «ha llegado el momento de subir la cabeza, caminar contra el viento, enterrar la tristeza, de gritar un te quiero donde nos apetezca, de sentirnos tan libres que las alas nos crezcan… de sentirnos más fuertes, de empujar hacia un lado a quien nos diga no puedes, de saltar en los charcos, de bailar en las fuentes» y sobre todo… ha llegado el momento «de gritarle a la vida    ¡Cómo me alegro de verte!»