España entera contiene la respiración ante lo que semeja un cobarde atentado en la persona de Alejo Vidal-Quadras. Poco después de sacar un tuit donde criticaba «el infame pacto entre Sanchez y Puigdemont que tritura el estado de derecho y acaba con la separación de poderes, de democracia liberal a tiranía totalitaria», Vidal-Quadras era tiroteado a plena luz del día en un céntrico barrio madrileño.
Se mencionan las semejanzas con el asesinato de Calvo Sotelo en una España convulsionada en los albores de la fratricida Guerra Civil. Afortunadamente Alejo sigue con vida, tras recibir un balazo en la cara, y el intento de asesinato está siendo investigado. Pero a nadie escapa que la situación de España vive momentos de incertidumbre, con un sectarismo atroz de una peligrosa (e interesada) estupidez galopante.
Deseamos la pronta recuperación de un liberal muy inteligente. Un liberal amante de Ibiza, donde ha pasado tantos veranos. Lo digo porque la familia Vidal-Quadras veraneaba en San Antonio ya en la década de los 30, mucho antes de la invasión turística. Y aquí les pilló el horrible estallido de la Guerra Civil, que en Ibiza fue especialmente cruel. Un tío de Alejo, Javier Vidal-Quadras, me envió hace años, desde el Brasil, «Memorias de Vivencias que los Años no Apagan», un testimonio personal de una guerra incivil «tal como la suerte me reservó participar». Es sobrecogedor.
Pero también es de lo más poética su descripción de la bahía de San Antonio y sus gentes. Evoca una Ibiza arcádica de otro tiempo anterior al turoperador, una Ibiza que todavía perdura, algo más escondida, y a la que Alejo siempre gusta regresar ad lib, a placer. Y así lo ha hecho, a menudo sobre la bahía de Portus Magnus, con discreción y llaneza, charlando abiertamente con unos y otros de la vida y la política, pues es un conversador excepcional, con una cultura abrumadoramente superior a la de sus colegas políticos de cualquier partido.
Todavía hoy nadie comprende como Aznar entregó en bandeja de plata la cabeza de Alejo al nada honorable Jordi Pujol. Tremendo error. Allí empezó el declive del el PP en Cataluña. Recuerdo cómo, algunos años después, pregunté al mismo Aznar que cómo pensaba que se podría arreglar la situación catalana. Me dijo que sería tan fácil como llegar a un acuerdo con los socialistas. ¡Toma nísperos de buena voluntad! ¡Ya podían haberse entendido entre socialistas y populares antes de pactar con el enano insaciable! Se equivocaron estrepitosamente y dieron alas al fanatismo nacionalista.
Pero eso es agua pasada. Lo importante es que Alejo Vidal-Quadras se recupere prontamente. Es una voz heterodoxa en la política actual. También tiene infinita mejor formación y cabeza, por eso no le engañan. Y es fuerte y valiente, por eso sigue vivo.
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Bravo!