El término ídolo nunca me ha gustado. Es más, siempre me ha chirriado. De hecho que yo recuerde nunca he tenido gente a la que idolatrar, salvo a mi padre y a mi tío Mariano a los que siempre consideré un ejemplo a seguir y dos personas de las que presumir cada vez que puedo. Será por eso que durante todos estos años he preferido quedarme con referentes o personas que para mí son muy importantes y que me marcan el camino a seguir. Personas, hombres y mujeres, de los que aprender mientras escuchas atentamente cada palabra que dicen y hasta cada silencio, o simplemente con observar cómo han afrontado la vida durante todos estos años.
Y es en esto y otras muchas cosas más, por las que me siento un gran privilegiado por tener el trabajo que tengo. El trabajar de periodista me ha permitido a lo largo de todos estos años poder entrevistar, escuchar o asistir a conferencias de decenas de personas que me merecen todo el respeto del mundo y a los que considero que se tendría que estudiar en las escuelas, colegios e institutos. Gente de obligado reconocimiento si quisiéramos que nuestra sociedad, nuestra vida y nuestro día a día, fueran mucho mejores.
Uno de ellos es, sin duda, el Premio de Honor de los Premios Onda Cera Ibiza y Formentera 2023, el gran cantautor Joan Moreno. Murenu , como se le llama en Ibiza, es una persona sencilla, de hablar tranquilo y pausado, a la que las Pitiusas le deben mucho más de lo que nunca jamás podremos reconocerle por más que con su enorme timidez él no quiera asumirlo. Sin él y sin sus compañeros en la fantástica aventura del grupo UC, Victori Planells e Isidor Marí, la lengua, la historia y la cultura de Ibiza y Formentera no serían las mismas porque posiblemente buena parte de ellas se hubieran acabado perdiendo para siempre. Su trabajo de recuperación y difusión de canciones y poemas tradicionales pitiusos es sencillamente envidiable y yo, como madrileño que soy, siento cierta envidia de que en nuestra ciudad y comunidad no se haya podido hacer algo semejante.
Además todo ello en un tiempo en el que las cosas no eran tan fáciles como ahora ya que comenzaron en 1973, dos años antes de que el dictador Francisco Franco falleciera dándose paso a una democracia que hasta entonces no era sino una gran quimera. Eran tiempos en los que por menos recibías de lo lindo por parte de los que mandaban como el recordado estudiante Carlos Mayoral, inmortalizado por José Antonio Labordeta en la canción Paisajes Urbanos, días escolares y al que la policía detuvo y torturó por repartir panfletos contra la carestía de la vida.
Es por ello que gente como Joan Moreno es la que me marca el camino y me hace creer que otro mundo es posible y que aún queda la esperanza. Me transmiten que aún tenemos mucho que aprender y por lo que luchar pero siempre con su entereza y su dignidad, y que si tenemos lo que tenemos se lo debemos en buena parte gracias a ellos. Si ahora podemos presumir de todo lo que tenemos a nuestro alrededor en materia de derechos y logros es porque hubo otros antes que nosotros que se dejaron la piel por intentarlo y que finalmente lo consiguieron. Personas incluso que desgraciadamente no tuvieron la suerte de poder contarlo y disfrutarlo después.
Y es tal vez por ello que ahora también siento cierto desasosiego cuando escucho y veo como muchos de ellos acaban en el cajón del olvido, abandonados, porque ya no nos sirven. Cómo somos tan estúpidos de creernos tan superiores y ser tan dignos para dar lecciones de vida cuando no vivimos una Guerra Civil o una postguerra o no luchamos contra un dictador y un régimen tan terrible como el de Franco, con todo lo que eso significaba. O simplemente no afrontamos una transición que nos llevó a lo que somos ahora por más que nos guste o no. Sin tener en cuenta que hubo quienes se pusieron de acuerdo sin importar sus creencias, sus religiones o sus formas de entender el mundo para marcarnos el camino en todos los avances que hemos logrado en materia de igualdad, derechos o respeto hacia el diferente. O simplemente, sin reparar que otros se jugaban la vida por mantener su lengua mientras intentaban mantener como podían una tradición oral que seguramente se habría acabado por perder. En fin, que me pone de los nervios que nos permitamos ir por la vida dando lecciones de no sé qué mientras no somos nada al lado de esos luchadores del ocaso que se partieron el pecho por llevarnos a donde estamos.
Así que sí, más estudiar, escuchar y transmitir figuras como las de Joan Moreno en las escuelas y los colegios y entre los niños y adolescentes y menos youtubers, tiktoquers o influencers. No tengo nada en contra de ellos pero al lado de mis referentes sinceramente no hay color. Creo que a todos nos iría mucho mejor.
PD: Y por cierto, María, amiga y magnífica compañera. Gracias por este trabajo durante todo este tiempo. Sabes que te echaremos, te echarán, de menos. Un besazo enorme y nos vemos en los bares.
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