Un adorno de navidad. | Imagen de Birgit en Pixabay

Escribo esta carta de Navidad a modo de reflexión del año vivido, pero también como proyección de las ilusiones y las metas que espero del 2023. Como todos los años el 2022 no ha dejado de ser un periódo con claroscuros.

A nivel mundial comenzó con una guerra que nos ha afectado a todos, no porque sea la única que sufre el planeta, dado que por desgracia existen numerosos conflictos bélicos, quizás la sentimos cercana porque la guerra rusa-ucraniana ha incidido en nuestro sistema económico, y esto sí que nos preocupa mucho.

También el cambio climático se ha incorporado de manera habitual a nuestras conversaciones cotidianas, todos hemos sacado al «cuñado que llevamos dentro» para dar explicaciones y opiniones sobre las temperaturas altas o bajas, sequías o lluvias que hemos sufrido durante las diferentes estaciones. Pero no he encontrado ninguna noticia donde se diga que el 2022 fue el año con mayor actividad recicladora de los hogares.

Ha sido un año con niveles récord de empleo, con muchísima actividad turística y económica, pero con una nueva realidad de personas que incluso trabajando no les da para poder vivir, como consecuencia de una inflación desbocada, de unos alquileres imposibles, de una subida de precios generalizada, etc. Trabajar para seguir en riesgo de exclusión social.

En mi opinión Rafa Nadal y Roger Federer nos ofrecieron una de la imágenes más bellas del 2022, demostrando que por encima de la competición, la hombría trasnochada o la rivalidad máxima, existe una relación afectiva pura e intensa entre ellos dos, mostrando y expresando sus sentimientos de manera natural, sin ser por ello débiles.

Terminamos el año con el evento de los eventos, el mundial de fútbol. Plagado de irregularidades, marcado por intereses económicos, limitando no solo los derechos de las personas, sino la posibilidad de poder expresarlos con libertad. Pero claro, al margen del dinero, el fútbol está por encima de todo. Como regresión a la media España no pasó de octavos de final.

Espero un año 2023 donde me preocupan más las personas que sufren un conflicto, que las guerras que me generan alteración económica. Un nuevo año donde entendamos que existen límites en la explotación de los bienes naturales, donde mi casa sea un espacio cada vez más sostenible. Me gustaría en 2023 donde trabajar no solo dé para vivir, sino también para poder disfrutar de algún «capricho soñado» para la familia. Un nuevo año donde el Covid sea inocuo y valoremos a los sanitarios y los servicios públicos. Como futbolero también deseo un fútbol que no blanquee países donde algunas personas carecen de derechos y que utilice su poder como voz reivindicativa de las desigualdades. Para terminar, me gustaría un año donde los niños puedan expresar sus sentimientos de manera libre, sin que nadie les diga que cuando lo hacen son débiles o que un hombre no puede llorar.


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