En los primeros seis meses del 2022, un total de 278.715 visitas con el médico o la enfermera quedaron vacías. Esto significa que el paciente citado para ser visitado por un profesional sanitario, no se presentó a la cita. La tendencia va en aumento y cada año hay más casos de gente que no se presenta a una cita que él mismo solicitó, con el consiguiente perjuicio para otros usuarios de la sanidad pública. En un sistema sanitario universal y gratuito, pero ampliamente saturado, este colosal número de desplantes es una cifra que llama a la vergüenza colectiva y es, por tanto, inaceptable. La de citas que también quedan desiertas en la sanidad privada, ni se saben ni se pueden saber. ¿Cómo es posible que tanta gente deje tirado a su médico o enfermera? Quizás si sucediese como en otros países, donde existe un copago, la gente acudiría a su cita o, caso de no necesitarla, la anularía para que esa hora pudiese ser asignada a otro paciente. Sin embargo, lo del copago hay que descartarlo por el rechazo que produce.
Opinión
Espantadas en el centro de salud
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