Amenudo las noches del toque de queda me sorprenden durmiendo al raso, antiguo ardid que permite esquivar esas multas desproporcionadas que te dejan en bancarrota. La humedad es tremenda, pero me gusta imaginar que el rocío procede de la cocha nacarada de Afrodita. Si revitaliza a los pinos, también lo hará conmigo. Previsoramente en el coche acostumbro a llevar manta de alpaca, botellas diversas y hasta un botijo, tabaco cubano, pan anisado de Es Pins y una sobrasada, poetas malditos, backgammon y baraja de cartas. Nunca se sabe con qué otros vagabundos puedes topar, pero los vicios virtuosos inspiran las buenas compañías y a la noche todas las gatas son pardas.
Noches al raso
También en Opinión
- La bebida que cada vez se bebe menos y ayuda a reducir el colesterol
- La divertida anécdota de Jorge Martín y María Monfort Matutes en Ibiza
- Policías locales de Ibiza evitan que un joven se lance desde un puente
- «No sé si será el club más grande del mundo, pero sí el más espectacular»
- Plazas libres en dos de los destinos más deseados del Imserso
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Periódico de Ibiza y Formentera
De momento no hay comentarios.