La patronal CAEB ha solicitado al Govern que suprima la ecotasa después del desastre que ha provocado la quiebra de Thomas Cook para muchos hoteleros, sobre todo a los pequeños. Mientras en Canarias el gobierno autonómico del PSOE ha decidido no aplicarla, a pesar de llevarla en el programa electoral, el Govern despilfarrador de Armengol no ha hecho ni el amago de quitarla, ni tampoco de rebajarla a la mitad tras haberla duplicado esta temporada.
La ecotasa es un instrumento político, una bandera para los progresistas que se utiliza para tapar los agujeros que dejan la mala gestión económica de estos años. No hace falta recordar cuál es la situación de las arcas autonómicas, que el próximo año deberán utilizar todo el dinero del endeudamiento (1.500 millones) para pagar deuda pendiente. Entre engordar la Administración con personal, pagar sentencias urbanísticas, y ser incapaces de reivindicar una mejora de la financiación, la situación de las arcas es más que preocupante. Si fuese una empresa privada, el Govern de Armengol estaría tan en quiebra como Thomas Cook.
El tema es muy sencillo. ¿Para qué ha servido en las Pitiusas la ecotasa? ¿Recuerdan alguna inversión que haya tenido una utilidad palpable, que quede en la retina de todos los ciudadanos? ¿Ha permitido el impuesto mejorar zonas turísticas maduras como Sant Antoni de Portmany, por ejemplo? Nada de eso ha ocurrido. Por eso deberían hacer caso a los empresarios y quitar la ecotasa. Si total no sabemos en qué se utiliza, mejor que la deroguen y que se dediquen a gestionar mejor el dinero, si es que saben. Por algo los canarios han decidido no ponerla en marcha, sobre todo ahora que hay hoteles que ni abrirán sus puertas en esta temporada alta. Más allá de las fotografías, que las cabezas pensantes del Govern adopten una decisión sensata de una vez por todas, aunque me temo que todo seguirá igual.
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