El terrorismo no es uno de los problemas que más preocupan a los españoles. En mayo ocupaba la quinta posición, según la encuesta publicada por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), y en junio repite lugar, coincidiendo con los días previos al anuncio de Rodríguez Zapatero del comienzo del diálogo con ETA.
El terrorismo se coloca por detrás del paro, la inmigración, la vivienda y la inseguridad ciudadana, algo que posiblemente no entienda el PP, a raíz de los últimos acontecimientos que han sucedido en el País Vasco y Navarra. ETA no ha vuelto a matar, pero continúa con cartas de extorsión dirigidas a los empresarios fechadas en el mes de julio, un mes después de que Zapatero anunciara el comienzo del diálogo con la banda terrorista.
La mayoría de los españoles apoyan un proceso de paz que han dejado en manos del Gobierno de Zapatero. A la espera de los acuerdos finales (que tardarán en llegar), y con la esperanza de que ETA no vuelva a atentar por el momento, el terrorismo se ha diluido ante los problemas sociales que desde hace años preocupan a la ciudadanía, como son el paro, la inmigración o el alto precio de la vivienda.
De poco sevirán los intentos de los «populares» de anular el diálogo entre el Gobierno y los etarras y de intentar abrir los ojos a los ciudadanos sobre un posible diálogo ilegal. Los ciudadanos piensan, hoy por hoy, más en sus bolsillos que en el terrorismo, aunque en el plano político el 33 por ciento de la población considera mala o muy mala la situación política en España.
La negociaciación con ETA ha comenzado y ahora sólo queda saber qué precio tiene la paz. Tal vez entonces «se mueva» la valoración sobre el terrorismo.
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