Celebramos el Día de Internet con actos lúdicos, visitas institucionales y demás, cuando lo que de verdad deberían hacer las Administraciones para conmemorar esta efeméride es invertir mucho, muchísimo, para conseguir suavizar -el ideal sería eliminar- la brecha digital que todavía hoy separa a unos ciudadanos de otros. Es cierto que Internet no es el universo entero, que hay otros muchos medios y caminos para alcanzar objetivos de tipo informativo y formativo, pero también es verdad que se ha convertido en una herramienta fundamental a la hora de facilitar el acceso a ciertas fuentes de información y de intercambio.

Pensemos que en la vida diaria mucha gente se vale de Internet como simple medio de entretenimiento, pero también hay que incidir en la utilidad de este vasto universo virtual como fuente de conocimientos, de búsqueda de pistas y, más que nada, como un elemento más en el campo de la investigación, el estudio y el negocio. De ahí su importancia. Quien no sepa manejarse con soltura en la World Wide Web tendrá pocas oportunidades de situarse al más alto nivel en muchísimos campos. Nuestros estudiantes, pues, necesitan un acceso a Internet fácil, barato y universal.

Si las grandes empresas de comunicación no son capaces de ofrecerlo, tendrán que ser las Administraciones las que promuevan las políticas necesarias para que ningún alumno se quede fuera de la web. Para empezar, todas las aulas de todos los centros educativos de Balears deberían contar con medios informáticos suficientes, algo que ahora obviamente no ocurre. La masificación en las clases impide que los jóvenes estudiantes dispongan de este tipo de herramientas con suficiencia y por ello son los padres, en el hogar, quienes tienen que velar para cubrir ese déficit.