El Estado español es «una república de trabajadores de toda clase, que se organiza en régimen de libertad y justicia emanando el poder del pueblo». Así definía el nuevo modelo de nación la Constitución de la II República, que separaba definitivamente la Iglesia y el Estado; establecía la expropiación de propiedades por causa de «utilidad social», disolvía las órdenes religiosas y nacionalizaba sus bienes. Pero no era todo. España era un país casi feudal, tercermundista, atrasado e inculto, que arrastraba desde hacía siglos una tupida red de privilegios e injusticias sociales. El afán de la República fue acabar con todo ello, hacer entrar a España en el tren de la modernidad, del progreso y, además, eliminar algunos privilegios de los que gozaba la Iglesia católica, lo que suponía un lastre a la hora de acometer las grandes reformas pendientes: la emancipación de la mujer, la liberalización educativa, la universalización de la sanidad y, por supuesto, la reforma agraria.
Editorial
República: mirar hacia atrás sin ira
13/04/06 0:00
También en Opinión
- Un ibicenco encuentra el amor en First Dates
- Un mallorquín estalla por una multa tras aparcar su moto en la zona azul de Ibiza: «Es una atrocidad»
- Los médicos apoyan el ‘multazo’ de 300.000 euros por el acto negacionista de Miguel Bosé y Josep Pàmies
- «Ibiza se nos ha ido de las manos»
- Fallece el poeta ibicenco Jean Serra
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Periódico de Ibiza y Formentera
De momento no hay comentarios.