Los populares comenzaron ayer la celebración de una convención
con el objetivo de consolidar y renovar algunos de sus
planteamientos. No se esperan grandes cambios, ni en las ideas, ni
en los políticos que representan al partido. Es una convención y no
un congreso. Quedan unos días para averiguar si se impondrá la
línea dura que encarnan José María Aznar, Acebes y Zaplana, o se da
paso a un mensaje más moderado que haga honor a la definición de un
partido de centro reformista y liberal. Ruiz Gallardón así lo pidió
en su discurso. Y así lo piensa una parte de la sociedad que pide
calma y sensatez entre el Ejecutivo y la oposición ante las dos
cuestiones claves en la política del Gobierno de Zapatero: el
Estatut catalán y el terrorismo.
Rajoy busca reafirmarse dentro de su propio partido ante más de
tres mil afiliados populares y hacer valer su posición de líder en
una convención en la que Aznar volvió a dejar muy clara su
confianza en el presidente del PP.
El partido ha escogido el lema «Hay futuro», un eslogan de
esperanza que deja a un lado el pasado para retomar un presente
político donde confluyan todas las corrientes populares en favor
del centro.
El futuro del Partido Popular debe comenzar por una revisión de
planteamientos que dé como resultado una estrategia que se aleje de
posiciones catastrofistas, más propias de partidos de extrema
derecha. El PP es consciente de que la continua agitación está
funcionando en el seno de la militancia, pero debe preguntarse si
es el mejor camino para volver a gobernar.
Si el PP quiere recuperar un espíritu de centro, lo conseguirá
desde la unidad y la moderación, mirando al futuro y corrigiendo
algunos aspectos de su actividad política desarrollada durante los
dos últimos años.
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