En su comparecencia en la comisión de presupuestos del Parlament, el conseller d'Educació, Francesc Fiol, explicó los cambios que su departamento pretende introducir en el sistema educativo balear de cara al próximo curso. Entre las novedades destaca el interés del conseller en conseguir que nuestros estudiantes lleguen a dominar la lengua inglesa, fundamental para la formación integral del alumnado. Probablemente, si hiciésemos una encuesta entre todos y cada uno de los padres con hijos en edad escolar, hallaríamos una contundente unanimidad en la necesidad de que los chicos conozcan a la perfección un idioma en el que se mueve el planeta entero.

Por eso cualquier medida tendente a reforzar la enseñanza del inglés -también podría extenderse al francés y al alemán- debe ser bienvenida. Sin embargo, hay que establecer con precisión a costa de qué asignaturas se reforzará este aprendizaje. Porque los alumnos acuden un número concreto de horas a la escuela y si crece el tiempo dedicado al inglés, es probable que decrezca el lapso destinado a otras áreas. Y esto es especialmente sensible en cuanto se refiere a la enseñanza del catalán, porque conviene recordar que nuestros estudiantes ya son bilingües y la introducción de un tercer idioma con nivel de dominio no resulta fácil. Pero debe hacerse. Y para ello la comunidad educativa ha de implicarse con seriedad desde todos sus flancos: docentes, padres, autoridades y alumnos. No podemos permitir que los baleares del futuro sean capaces de hablar, escribir y leer en castellano y en catalán pero sigan «pinchando» en el inglés, porque el mundo avanza a velocidades pasmosas y no podemos quedarnos al margen, máxime cuando nuestra principal industria, el turismo, se nutre de extranjeros.