La oposición aportó ayer en el Parlament nuevas perspectivas a
las planteadas la víspera por el president del Govern, Jaume Matas,
en el debate sobre el estado de la Comunitat. Si bien Maria Antònia
Munar, líder de UM, fue más plástica que crítica, el resto de los
partidos -IU, PSM y PSIB- acusó al PP de profundizar la magnitud de
algunos de los problemas de Balears.
De cualquier modo, pongamos el acento grave o no, lo cierto es
que las Islas se enfrentan a más de un obstáculo en su camino hacia
la consecución de una sociedad del bienestar, la cultura y la
solidaridad, si es eso lo que pretendemos. Munar cree que todos los
males de nuestra sociedad se deben al abandono por parte de Madrid,
que succiona los bienes que creamos aquí con nuestro esfuerzo para
repartirlos entre otras regiones, de forma que no vuelve nada en
forma de infraestructuras y mejoras para la vida diaria de los
isleños.
Ciertamente, buena parte de los déficits de Balears son
achacables a la política llevada a cabo hasta ahora desde el
Gobierno central -descuentos aéreos, pensiones,
infraestructuras...-, lo que nos obliga a hacer un esfuerzo de
diálogo, como planteó Francina Armengol, para conseguir entre todos
obtener el máximo rendimiento a las demandas de los ciudadanos de
las Islas.
Industria, agricultura, inmigración, justicia, energía,
carreteras, transporte aéreo... son algunas de nuestras
reivindicaciones históricas. Sólo una fuerza común puede conseguir
que desde Madrid -y Bruselas, ahora que se debate la redacción de
una Constitución europea- se tomen en serio las dificultades
inherentes a un territorio insular. Dejar de lado partidismos y
rencillas políticas es, como siempre, el mejor consejo para avanzar
en la solución de nuestros problemas.
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