El precio de la vivienda en Balears es uno de los más altos de
todo el Estado, con un incremento del 16 por ciento en el último
año, y el esfuerzo que deben realizar los ciudadanos para comprar
una también es mayor que el que deben efectuar los de otras
comunidades autónomas, puesto que, según los últimos datos, las
familias de las Islas han de destinar más de la mitad del salario
bruto a la adquisición de la misma. Claro que también es cierto que
las condiciones de financiación han experimentado en los últimos
años una sensible mejoría a causa del descenso de los tipos de
interés, lo que ha repercutido de forma directa en los créditos
hipotecarios.
Al margen del eterno problema de la especulación urbanística,
que siempre ha provocado el incremento de los precios, otro de los
elementos que ha supuesto un importante cambio ha sido la
introducción del euro, lo que también ha intervenido en la
tendencia alcista de los inmuebles. Eso sumado, claro está, a los
costos más elevados de materiales y mano de obra.
Ahora bien, algunos especialistas señalan que la existencia en
nuestra Comunitat de una importante bolsa de economía sumergida
distorsiona la realidad. Y eso puede haber hecho que el cálculo del
esfuerzo de las familias para comprar una casa sea erróneo al no
corresponder las nóminas oficiales con los ingresos reales.
En cualquier caso, el problema de la carestía es un hecho y,
siendo un derecho constitucional el poder disponer de una vivienda
digna, sería deseable que desde todas las instituciones públicas se
hicieran los esfuerzos necesarios para ello, especialmente para con
aquellas personas que tienen mayores dificultades.
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