En plena campaña electoral todos y cada uno de los mensajes que salen de la boca de un político están teñidos de electoralismo. Por eso un dato tan jugoso como las estadísticas del paro no podía ser desaprovechado por los candidatos en liza para intentar apuntarse un tanto o desacreditar al contrincante. Las cifras, sin embargo, hablan por sí solas, pero merecen un pequeño análisis que nos permita mirar la realidad tal cual es, sin deformidades.

El desempleo aumentó en el mes de abril en Balears en 2.766 personas respecto al mismo mes del año anterior, aunque bajó, en comparación con el mes de marzo, en 6.618 personas, situándose actualmente la tasa de desempleo en el 6'81 por ciento (en el conjunto del país está en el 8'91 por ciento).

A priori puede parecer un mal dato, pero hay que tener en cuenta los números de afiliación a la Seguridad Social para tener una visión de conjunto: 31.621 trabajadores dados de alta en abril, que vienen a sumarse al total de 393.026, un récord en las Islas y el crecimiento más alto registrado en toda España. Pero hay un dato más: entre abril de 1999 y abril de 2003 se han creado 56.226 puestos de trabajo, lo que, queramos o no, contribuye a aumentar el flujo migratorio hacia nuestra Comunitat.

Todo ello anima a pensar que en Balears no se destruye empleo, sino que se genera, aunque no al ritmo necesario para absorber la enorme cantidad de nuevos ciudadanos registrados en los últimos tiempos. De tal forma que aún permanecen 27.643 personas (15.550 mujeres) en paro en el Archipiélago, lo que debería ser motivo para que los políticos presenten programas e ideas para impulsar nuestra economía. Las cifras, que deberían ser mejores de lo que son, no se deben utilizar como arma arrojadiza porque los efectos colaterales derivados del catastrofismo perjudican a toda la sociedad.