A pesar de los pesares, parece que la relación entre los máximos
mandatarios de Balears y del Gobierno central no está tan enconada
como parecía. La sorpresa saltó ayer cuando se produjo una reunión
de alto nivel en Madrid para comenzar el proceso que culminará en
un año con el traspaso de las competencias del Insalud a nuestra
Comunitat. Y es que las aspiraciones de la comitiva balear eran,
por así decirlo, normalitas, y descubrieron que en la capital del
reino están dispuestos a dar más de lo previsto. Quizá ahora, por
fin, empiecen a tomar en cuenta problemas seculares de nuestras
Islas, como la insularidad, la población flotante y la desventaja
de los habitantes del Archipiélago en relación a los del resto del
Estado en cuanto a financiación sanitaria.
Las conversaciones comenzaron ayer con buen pie y, a tenor de lo
ocurrido, el Govern espera que en enero de 2002 las competencias
estén aquí. De momento el primer paso está dado y ha sido positivo,
con promesas de cara a importantes inversiones en hospitales de las
Islas y con sensibilidad ante la peculiar situación de nuestra
comunidad, con 13 millones de visitantes anuales y miles de
ciudadanos extranjeros residentes y no censados. Si las cosas
marchan bien puede que en nueve meses comience el verdadero examen
para el Ejecutivo autonómico, pues siempre resulta fácil criticar
el proceder ajeno, pero no suele serlo tanto corregir los errores
de los demás.
O sea, que lo importante de todo este proceso es, en primer
lugar, que las competencias sanitarias lleguen convenientemente
dotadas de fondos y, segundo, que los técnicos y políticos del
Govern sepan administrar correctamente ese dinero para ofrecer al
ciudadano una atención sanitaria de primera, superando el modelo
actual.
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