El president del Parlament, Maximilià Morales, pronunció ayer un
discurso, con motivo del aniversario del Estatut d'Autonomia, en el
que se refirió a la crispación que ha vivido la Cámara autonómica
en estas últimas semanas con un fuerte enfrentamiento entre los
diputados del Pacte de Progrés, hoy en el Govern, y los de la
oposición, del Partido Popular, que ha rayado en ocasiones el
insulto personal y la descalificación. Morales, en el papel que le
corresponde, pidió a nuestros representantes que no minimicen el
debate político «rebajándolo al interés partidista». Un oportuno
llamamiento para que se retorne a la cordura y al diálogo
productivo.
También aludió a dos importantes carencias de nuestra Comunitat
Autònoma, la del Síndic de Greuges, que sería nuestro Defensor del
Pueblo, y la del Síndic de Comptes, la figura que debería
fiscalizar el uso del dinero público. Es evidente que sin estas dos
instituciones nuestra autonomía no puede ser completa.
Pero también es verdad que para estos nombramientos es preciso
contar con una mayoría parlamentaria importante, lo que obliga a
alcanzar un acuerdo amplio que, hasta el momento, no se ha
conseguido. Es preciso, por tanto, que en este asunto también se
limen diferencias, y Govern y oposición sean capaces de llegar a un
consenso para completar el mapa institucional de las Illes
Balears.
No faltó en el discurso de Morales un reconocimiento a los
responsables de la redacción del Estatut, texto del que dijo que
«se redactó en clave nacionalista», y que estuvo inspirado en
«razones de eficacia de gestión, en las emociones y en la
recuperación de unos hechos culturales y unas instituciones
públicas que, en algunos casos, tuvieron que inventarse de
nuevo».
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