El Gobierno ha admitido recientemente que por vez primera en cinco años la lucha contra el desempleo no es todo lo satisfactoria que sería de desear. Vulgar eufemismo que esconde "cuando menos lo pretende" en realidad un hecho francamente inquietante. El pasado mes de enero se registró en España el mayor aumento del paro desde 1987; concretamente, hubo 64.3l7 parados que se registraron en las oficinas del Inem. Un alza de casi el doble de lo habitual en dicho mes. Y tengamos en cuenta que nos estamos refiriendo a los datos pormenorizados de un país que registra aún 2'3 millones de trabajadores en paro. Algo que se da en una época de singular bonanza económica, lo que convierte en prácticamente inaceptables las explicaciones dadas desde el Ejecutivo. Ni las explicaciones coyunturales (el mal tiempo que ha afectado a la agricultura y la construcción), ni tampoco las estructurales (enlentecimiento de la economía mundial, menor crecimiento del PIB, etc.), acaban de convencer a nadie. Especialmente si se tiene en cuenta lo paradójico de la situación que se vive en nuestro país. Aquí, el paro aumenta a la vez que no se cubren miles de ofertas de empleo. Lo que inequívocamente nos habla de un fracaso más que mediano en la política de empleo, ya que de otra forma no se puede explicar que aumenten a la vez el paro y los puestos de trabajo vacantes. Se mire como se mire no existen justificaciones lógicas. Hay más trabajadores despedidos que contratados y ello se debe, en gran medida, a que las condiciones de contratación no son las adecuadas. El Gobierno de Aznar no ha sabido aprovechar en este aspecto la época dorada que le ha tocado vivir; del mismo modo que tampoco han estado a la altura unos sindicatos y patronales que deberían haber articulado un marco legal idóneo para la contratación laboral, en momentos tan propicios como éstos. Si los parados no se ajustan a las ofertas de empleo en una situación como la vivida hasta ahora, cabe prefigurar un horizonte de problemas para el futuro. Un futuro en el que las condiciones no van a ser tan amables como las que se han dado en los últimos tiempos.
Editorial
Mal porvenir para el empleo
11/02/01 0:00
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