A la ministra de Sanidad, Celia Villalobos, le están creciendo
los enanos. A la reciente polémica por la muerte de varios
pacientes de corazón que se encontraban en lista de espera para ser
operados por el Insalud, se suma ahora una sentencia de la
Audiencia Nacional que le condena a indemnizar con 21 millones de
pesetas a un enfermo que murió en esas mismas circunstancias hace
cinco años.
La ministra se ha apresurado a asegurar que recurrirá la
sentencia, seguramente alarmada por la posibilidad de que siente
precedente y miles de personas afectadas por esta situación se
animen a reclamar daños y perjuicios.
La sentencia está, por lo tanto, a la espera de que se resuelvan
los posibles recursos, así que puede que a la postre se quede en
nada. Sin embargo, de momento, nos sirve para hacer una reflexión
sobre una cuestión humana y dramática, que afecta a miles de
ciudadanos de este país.
Nuestro sistema público de salud es bueno, es universal, pero
resulta insuficiente. En demasiadas ocasiones se nos dice, o se nos
pretende hacer creer, que la Seguridad Social es gratuita en España
y no lo es, al menos para el común de los ciudadanos, que la pagan
"por adelantado y a plazos" a través de la nómina. Por eso los
ciudadanos debemos exigir la máxima calidad y la más cuidadosa
atención sanitaria, porque la hemos pagado. Y tal vez por eso mismo
podríamos reclamar indemnizaciones en caso de fallo por daños y
perjuicios.
Lo que ocurre es que, en casos como el de la sentencia, todo el
dinero del mundo no repondrá la muerte de un padre, de un hermano,
de un marido. Mejor será que, como dice la ministra, de forma
urgente dediquemos el dinero a reformar los medios que flaquean, a
reforzar los equipos y a mejorar el sistema en su conjunto.
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