Pilar Costa es, desde ayer, la nueva presidenta del Consell Insular d'Eivissa i Formentera. Sustituye a Antoni Marí Calbet gracias a un pacto político que tiene mucho de experimento, pero que consiguió la confianza de los ciudadanos en la consulta electoral del pasado 13 de junio. Gracias a ello, Costa tiene la oportunidad de enfrentarse a un momento histórico para las islas de Eivissa y Formentera que tiene mucho de ruptura. Han sido 20 años de política conservadora cuyo legado queda ahora en manos de un equipo heterogéneo en su origen ideológico pero, aparentemente, homogéneo en su concepción institucional cuyo funcionamiento es, hoy por hoy, una incógnita en un contexto de rápidos cambios y contrastes.

La marcha del proceso autonómico promete dar un importante impulso a los consells insulars por lo que los responsables del pitiuso tendrán que asumir compromisos trascendentales que pondrán a prueba su equilibrio interno e influirán en la gobernabilidad de la institución, que será seguida atentamente por todos, seguidores y detractores. La también recién estrenada oposición cuenta con ventaja: tiene un conocimiento exacto de la situación del Consell y es muy consciente de las limitaciones que existen para llevar a cabo determinadas iniciativas; promete ser, además, implacable con los fallos y crítica con los aciertos. componen el Pacte Progressista realizarán un seguimiento e influirán directamente

Con todo, no será el PP la única formación vigilante: los propios partidos que en la marcha de la legislatura. Pilar Costa como líder de esta nueva etapa tendrá mucho que decir, pero también mucho que demostrar. Ha sabido, en un corto espacio de tiempo, ganarse una imagen dinámica y diáfana que tendrá que consolidar. No será fácil, teniendo en cuenta el listón que se han marcado y las reglas del juego que han de cumplir.