El portavoz de Sumar, Ernest Urtasun, compareció este sábado para pedir disculpas por lo ocurrido con Iñigo Errejón. Dice la formación política que los mecanismos de control fallaron y asevera que en ningún momento tuvo conocimiento del comportamiento de su exportavoz en el Congreso de los Diputados. Sumar asume que este episodio tan grave «ha quebrado la confianza de mucha gente» en la organización y que por ello el objetivo ahora es recuperar su imagen ante los ciudadanos.

Apoyar a las víctimas.

Sumar ha insistido en que las víctimas de Errejón tendrán todo el apoyo de la formación política. Se pone a disposición de todas ellas, pero realmente las víctimas a partir de ahora el único camino posible que tienen las mujeres acosadas por Errejón es denunciar ante la Policía, como ya ha hecho la actriz Elisa Mouliáa. Sin embargo, una antigua dirigente de Sumar asegura que la formación política sabía desde hace más de un año que había denuncias por las actitudes violentas de Errejón. Dichas denuncias se difundieron en las redes sociales y nadie hizo caso. Prefirieron mirar hacia otro lado.

Explicaciones insuficientes.

Es lógico que exista preocupación en Sumar porque la formación que lidera Yolanda Díaz ha hecho bandera de la defensa del feminismo mientras su portavoz se dedicaba a acosar a mujeres. Existen dudas razonables de que Sumar conocía la existencia de denuncias de mujeres contra Errejón y que ni se preocupó en investigar lo que ocurría. Exagerar el discurso feminista es incompatible con el encubrimiento de acosadores, pero lamentablemente para Sumar el escándalo no ha hecho más que empezar y es previsible que surjan nuevas denuncias contra Errejón. Por todo ello Sumar debe depurar responsabilidades al máximo nivel o su supervivencia está en juego. Si alguien lo sabía y no actuó debe dar la cara y no es aceptable que se siga tapando este episodio tan grave que pone en juego la credibilidad de las formaciones políticas de izquierdas. Sumar no puede defender a las mujeres y al mismo tiempo en cubrir a un acosador sexual. Por eso tiene que llegar hasta el final.