Editorial25/08/24 0:30
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Los servicios de inspección turística del Consell d’Eivissa están tramitando en dos meses casi 40 expedientes sancionadores contra pisos turísticos ilegales por 1,5 millones de euros. La multa más elevada es de 120.000 euros y afecta a un único comercializador por alquilar tres viviendas en un mismo edificio en el municipio de Ibiza. Los alquileres sancionados se anunciaban a través de Airbnb, Homeaway, Milanuncios e incluso en Facebook. Sin embargo, es destacable que el número de anuncios publicados en plataformas web se ha reducido en un 49 por ciento en los últimos años.

Anuncios.
Aunque cada vez haya menos anuncios de oferta ilegal en las plataformas que comercializan los pisos turísticos, lo deseable sería que no apareciese ni uno solo de aquellas propiedades que no tienen permisos. Sorprende que plataformas como Airbnb o Homeaway no exijan a los propietarios de pisos que demuestren que disponen de permiso para alquilar pisos a turistas, un trámite que no parece tan complicado. Es cierto que existe colaboración con las plataformas, pero podría ser más contundente. De hecho, no debería publicarse ni un solo anuncio de pisos ilegales y tampoco parece tan complicado filtrar la oferta no reglada. Curiosamente, Airbnb exige una compleja tramitación al Consell cuando la institución insular solicita que sea retirado un anuncio de algún piso ilegal, una situación que tiene muy poco sentido.

Ejemplaridad.
Desde hace años el Consell d’Eivissa está manteniendo una actuación ejemplar en materia de inspección de la oferta ilegal. Durante mucho tiempo los dirigentes políticos habían diagnosticado el problema que provocaban los pisos turísticos no reglados en el mercado de la vivienda, pero apenas se tomaban medidas. Se aportaban ideas descabelladas y se aportaban muy pocas soluciones. Sin embargo, de la mano de Mariano Juan la situación ha cambiado radicalmente e Ibiza está siendo en estos momentos la isla donde más se persigue la oferta ilegal. Aún hay mucho trabajo por delante, pero el camino es firme porque se actúa con mano dura, aunque quizás dicha ejemplaridad debería exigirse también a plataformas como Airbnb.