El PSC ganó este domingo las elecciones autonómicas. Lo hizo, además, consiguiendo la victoria en votos y en escaños por primera en la historia de estos comicios. Illa crece nueve escaños hasta alcanzar los 42 y el bloque independentista se queda lejos de la mayoría absoluta de la que gozaba hasta ahora, lo que permite certificar un cambio de ciclo en Cataluña: los ciudadanos han decidido enterrar el procés, es decir, la vía rupturista puesta en marcha por los partidos soberanistas para encauzar sus reivindicaciones identitarias y cuyo punto de mayor tensión se alcanzó con la declaración ilegal de independencia de 2017. Dentro del bloque independentista, el descalabro ha sido tal en ERC (han perdido 13 escaños) que Pere Aragonès ha anunciado que deja la primera línea política y no recogerá su acta de diputado. En paralelo, un Puigdemont eufórico tras conseguir ser la segunda fuera política con 35 escaños. Vox, por su parte, logra mantener los 11 diputados, mientras el PP consigue 15, dos más que en los anteriores comicios. Ciudadanos desaparece y la CUP y los Comunes consiguen unos discretos resultados.

La encrucijada

Pese a la victoria socialista, de nuevo el PSOE se verá obligado a pactar para sacar adelante el gobierno, en este caso, con Junts, Comuns y ERC. Las primeras declaraciones de Aragonés en la noche electoral fueron encaminadas a que estarían en la oposición porque así lo había querido la población, pero queda por ver qué hacen ahora que su líder ha anunciado que se marcha. Por su parte, Puigdemont ha dejado claro que se presentará a la investidura y está tan seguro de sí mismo que ha afirmado que tiene opciones de lograr una mayoría «más amplia» que Illa. «Podemos sumar una mayoría coherente, más amplia que no la que puede formar el candidato socialista», afirmó este lunes el político prófugo de la justicia española. Por su parte, el PSC ha afirmado este lunes que la prioridad de los socialistas es liderar un Govern tripartito con ERC y los Comunes y ha rechazado rotundamente investir al candidato de JxCat, a pesar de sus «amenazas de bloqueo» al Gobierno de España. Lo cierto es que, vista la trayectoria política del socialismo en España y sus continuos cambios de opinión, lo que este lunes es válido, mañana puede no serlo y no sería raro contemplar la opción de que el PSC apoyara a Puigdemont, entre otros motivos, porque el líder socialista nacional lo necesita para la gobernabilidad del país, algo que el político fugado sabe de sobras.