La apuesta fallida por AstraZeneca.
La principal razón del fracaso se debe a los problemas generados alrededor de la vacuna de AstraZeneca, lamentablemente la principal apuesta de la UE para el proceso de vacunación, ya que presentaba ventajas notables en el precio y en la logística frente a las de Pfizer y Moderna, vacunas conocidas como de mensajero. A los problemas en el suministro, se han sumado los casos de trombosis y los continuos cambios de criterio de las autoridades sanitarias que, cabe recordar, inicialmente no recomendaban la inoculación de dicha vacuna en las personas de más de 55 años y ahora, en cambio, solo se recomienda exclusivamente a las personas de entre 60 y 65 años. Ante la falta de respuestas satisfactorias de la Unión Europea, países y regiones se están embarcando en la negociación bilateral con otros fabricantes para aprovisionarse en el mercado de mayor cantidad de viales. El martes fue la poderosa región alemana de Baviera quien firmó directamente con la rusa Sputnik, a pesar de que aún no está aprobada. Ayer fue la República Federal Alemana la que anunció que negociará directamente la compra del fármaco ruso. Ambos gestos anticipan un nuevo mercado persa de las vacunas, como sucedió el año pasado con el material de protección. Son la constatación de que la Unión Europea no ha estado a la altura de las circunstancias y que ya nadie confía en que la compra centralizada comunitaria permita la imprescindible inmunidad de rebaño a través de las vacunas de Jansen, vacunada aprobada pero todavía no distribuida, y de las otras vacunas contratadas pero no autorizadas (Sanofi-GSK, CureVac, Novavax y Valneva).