El director territorial de Tinsa, José Antonio López, ha hecho un diagnóstico muy pesimista sobre la situación de la vivienda en Ibiza. López ha avisado de que la isla es «un mundo aparte dentro del mercado inmobiliario y el resto de Islas y provincias», con precios desorbitados para comprar y alquilar viviendas, y que en el último año han experimentado un incremento en los precios del 17,8 por ciento. La situación que ha dibujado el director de Tinsa es de sobras conocida por los ciudadanos de Ibiza, pero sobre la solución que plantea hay que empezar a hablar con seriedad: sin suelo no se pueden construir nuevas casas y los jóvenes no tendrán ninguna posibilidad de acceder a una vivienda.
Más suelo con urgencia.
La historia de las ciudades como las conocemos actualmente comenzó en el siglo XVI y los urbanistas de la época lo tenían muy claro: cuando faltaba suelo para construir casas utilizaban el territorio rural más próximo a las urbes. Sin embargo, ahora hablar de incrementar suelo urbano se ha convertido en un tema tabú. Los políticos conocen perfectamente la situación que genera que haya pocas viviendas, que no es otra que precios desorbitados para comprar inmuebles y alquileres inaccesibles a sueldos medios, pero no toman medidas eficaces. Les da miedo tocar el tema.
Viviendas y territorio.
El mercado de la vivienda necesita decisiones valientes. Hay que habilitar suelo no solo para viviendas públicas, sino también para promociones privadas. Hay que hacerlo con sostenibilidad, sentido común, pero sin olvidar que sin suelo no se pueden construir y las pocas viviendas que hay disponibles se encarecen por la falta de oferta. Los políticos que gobiernan, que presumen de solidarios, deberían saber que con su inacción está beneficiando precisamente a los especuladores y a las rentas más altas. Los jóvenes, y eso sí que es un drama, pueden olvidarse de comprar una vivienda en Ibiza. Es una pura utopía. Por lo tanto, empiecen a tomar medidas y asuman que el derecho a la vivienda que plantea la Constitución no podrá garantizarse mientras no haya suelo para nuevas construcciones.