Tener un trabajo de temporada, con contrato, asegurado y con un salario estable, ya no es garantía de autosuficiencia económica en Ibiza. Como les relató el lunes este periódico, son muchos los usuarios de Cáritas que precisan que se les suministre alimentos porque pese a tener un empleo, no logran llegar a final de mes ya que destinan demasiados recursos a proveerse de alojamiento digno, aunque sea compartiendo una habitación y a un precio a todas luces excesivo.
Nos estamos acostumbrando.
Esta realidad por no ser nueva está haciendo que nos hayamos acostumbrado a ella y que ya no sea noticia. Sin embargo es absolutamente indeseable y la sociedad pitiusa no puede aceptar como normal algo que no lo es. Antaño quienes recurrían a Cáritas y otras entidades benéficas eran los pobres de solemnidad y que no tenían trabajo y por tanto, carecían de ingresos estables. Pero la situación ha degenerado hasta un nivel nunca visto, debido a los precios de los alquileres.
Vulnerabilidad social.
La parte positiva, si alguna hubiera que señalar, es la labor que desempeñan las entidades del tercer sector con una entrega y abnegación admirables por parte de profesionales y voluntarios. Sin ellas, el sufrimiento de estas personas sería aún mayor y su situación sería mucho peor que dramática. Pero aún así, un Estado que se define como social y democrático no puede resignarse a que la escasez de vivienda de alquiler a precio asequible coloque en una situación de vulnerabilidad social a personas que incluso tienen hijos menores que dependen de ellas. Han de adoptarse medidas efectivas para corregir esta situación anómala y ha de hacerse con prontitud, porque esperar a que se construyan algunas decenas de viviendas de promoción oficial para el alquiler social, que buena falta hacen, no servirá sino para paliar la situación. Pero aún se tardará años en disponer de ellas y las familias necesitadas no pueden esperar.