El Ayuntamiento de Eivissa ya no mantiene una postura tan firme en relación con la entrada de vehículos en el puerto de la ciudad y está dispuesto ahora a instalar una pequeña parada de unos cuatro o cinco taxis en la zona portuaria. Esta es, al menos, la intención que manifestó hace unas semanas el alcalde de Vila, Rafa Ruiz, a los taxistas del municipio y comerciantes de la zona. Ruiz se comprometió, aseguran, a mantener negociaciones con el presidente de la Autoritat Portuària, Joan Gual de Torrella. Los taxistas ya han hecho su propuesta con la parada de taxis: la mejor zona sería junto al monolito de los Corsarios.

Flexibilizar la norma.
Los taxistas se quejan, y con bastante razón, que se impida el paso de taxis en la zona portuaria excepto en horario de carga y descarga. Sin embargo, la normativa no afecta a los VTC, ni tampoco a los autobuses que recogen a los pasajeros de los cruceros que atracan en Vila. Esta situación se lleva produciendo desde 2015 y no son pocas las protestas que ha habido de los distintos sectores afectados, sin que el Ayuntamiento d’Eivissa se hubiera mostrado sensible a escuchar las alternativas hasta hace tres semanas.

Combinar personas y coches.
El puerto es un patrimonio para los ciudadanos, un lugar para disfrutar y pasear. De ello no hay discusión posible. Ahora bien, lo que no debe consentirse es que por normas totalmente rígidas y discriminatorias el puerto se convierta en un espacio muerto. Muchas veces se ha planteado al Ayuntamiento d’Eivissa que escuche las reivindicaciones de los profesionales. No han hecho ni caso. No se trata de llenar el paseo de vehículos, pero sí que se puedan facilitar determinados servicios y que ello beneficie a los negocios de la zona, además de a los propios profesionales del taxi. Los comerciantes reclaman mejor servicio de taxis. Si se permite que circulen VTC y autobuses, ¿no pueden autorizarse un nivel reducido de taxis? Habría que flexibilizar la zona.