Eivissa14/11/15 0:00
El título II de la Constitución, dedicado a la Corona, atribuye al Rey el papel de «símbolo de la unidad y permanencia del Estado, arbitra y modera el funcionamiento regular de las instituciones...», todo ello bajo el refrendo del Gobierno. El margen de actuación de Felipe VI ante el proceso independentista de Catalunya, por tanto, es escaso, limitado, pero no inexistente. El Rey carece, por mandato constitucional, de poder decisorio –que le corresponde ejercer al Gobierno– pero tiene en su mano la gestualidad simbólica para emerger como referente ante el gravísimo conflicto institucional de Catalunya con los poderes del Estado.
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