Coche eléctrico. | Pixabay

En estos últimos años se ha incrementado el uso de los coches eléctricos (EV), los cuales ya es muy común ver en diversas partes del mundo. Cada vez son más los fabricantes que ofrecen a su público modelos de vehículos eléctricos, también conocidos como BEV.

El término BEV (Battery Electric Vehicle), se utiliza para designar aquellos coches que son 100% eléctricos, es decir, no cuentan con un motor de combustión interna, ya que éste ha sido reemplazado por un motor eléctrico recargable. Este, obtiene la energía de las baterías del coche, las cuales se conectan con un enchufe a la red eléctrica a través de puntos de carga.

Actualmente, el número de estaciones de carga públicas disponibles va en aumento con el objetivo de adaptarse al futuro automovilístico en el cual todos, o por lo menos la gran mayoría de los coches, serán eléctricos.

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Aunque es cierto que en un primer momento el considerar comprar un coche eléctrico puede suponer un desembolso de dinero mayor al de comprarse un vehículo convencional, este primero supone un ahorro a largo plazo en combustible y gastos de mantenimiento. También cabe destacar que los BEV son amigables con el medio ambiente, pues no generan emisiones ni empeoran la calidad del aire.

El cambio a un vehículo eléctrico también supone una experiencia de conducción superior. El no tener caja de cambios ni embrague se traduce en un poder de aceleración mayor al de un vehículo convencional y a una conducción más suave.

Marcas reconocidas en el mundo del automóvil como Smart, ya ha puesto a disposición de sus consumidores varios modelos de coches eléctricos crossover manteniendo un diseño atractivo y cuidando hasta el más mínimo detalle para que sus vehículos eléctricos cuenten con un mayor número de kilómetros de autonomía y una carga rápida.