Los bienes raíces y, por tanto, las viviendas funcionan bajo un mercado basado en la disponibilidad y demanda de las mismas. Aunque otros factores influyen en su precio (vistas, cercanía a las urbes, costes de mantenimiento, etc.), en su mayoría los costes vienen definidos por lo que están dispuestos a pagar los arrendatarios.
Esto significa que gracias a la mayor disponibilidad de pisos la demanda puede ser cubierta si se mantienen precios bajos. Sin embargo, España presenta un caso opuesto con una gran escasez de viviendas y una demanda muy alta.
Este hecho no es particularmente nuevo, ya que el resto de países de Europa siempre ha padecido de esta situación, pues solo un tercio de los países que la conforman tienen más viviendas que familias (Portugal, Francia, Noruega, entre otros). El resto de países padece de esta crisis de viviendas en diferente grado, y España es quien lidera la lista de mayor cantidad de familias sin vivienda propia.
Falta de inversión en la producción de viviendas en gris
Si bien varias industrias del país han tenido un aumento de valor, muchas otras se mantienen completamente descuidadas. Empresas basadas en el campo agroalimentario, automoción, química e incluso el sector del casino online, casas de apuesta y videojuegos han presentado un crecimiento importante durante los últimos años.
Por otro lado, el sector inmobiliario ha tenido un fuerte crecimiento, pero no está ligado a la producción de nuevas obras grises, pues se debe al aumento de precio en las viviendas ya existentes. Se tiene estimado que las viviendas han tenido un aumento de entre 21,3 % en comunidades como Baleares y hasta un 11,2 % en Andalucía.
Dichas zonas se caracterizan por encontrarse en urbes que son el centro de los intereses comerciales y laborales de la población. En dichos lugares la demanda es demasiado alta y las opciones pocas, por lo que se enfocan en la venta de viviendas ya existentes por la ausencia de espacio para construcciones nuevas.
Por otro lado, las zonas rurales han tenido una depreciación en el precio de sus viviendas, y Galicia es quien encabeza la lista con un sorprendente 39,4 % de decrecimiento del precio. Dichos lugares —además de no ser tan cotizados— tienen espacio disponible para la construcción de viviendas en gris, lo que permite que los precios sean mucho más flexibles.
¿Qué problemas ha causado la escasez de vivienda?
El movimiento masivo de la población hacia las urbes de gran tamaño cada vez es mayor, dado a la mejor oportunidad de empleos y calidad de servicios. Esto ha causado una saturación de población en dichas ciudades, lo que hace imposible que cada familia pueda disponer de una vivienda propia.
Sumado a ello, existe un mercado inmobiliario que se beneficia enormemente de la falta de viviendas nuevas, ya que es mucho más rentable alquilar pisos que vender nuevos. Los alquileres por pisos individuales rondan el precio entre 600 y 700 euros en ciudades como Barcelona, lo que genera a la larga mucha más ganancia que lo que puede dar una vivienda en gris.
Las soluciones son variadas: desde el control de precios máximos por el estado hasta avalar capital por parte del gobierno para la construcción de nuevas viviendas destinadas a jóvenes. Aunque cada una de estas opciones tienen sus consecuencias, podrían solventar la situación a corto y mediano plazo.