En nuestra sociedad, muy volcada en la realización profesional y la consecución de objetivos de tipo económico, el éxito automáticamente se relaciona con todos esos aspectos. Y si preguntamos qué significa tener éxito hay bastante probabilidad de que las respuestas guarden relación directa con todo ello. Sin embargo, el éxito no tiene por qué ir ligado al tema económico, ni siquiera al área profesional. Me gustaría proponer un enfoque más novedoso y, quizás, más inesperado del término y ligarlo al ámbito más íntimo y personal de cada uno. Desde ese punto de vista tener éxito podría significar sentirnos bien con nosotros mismos, satisfechos, realizados... Sentir que nuestra vida tiene sentido. Que lo que hacemos nos hace sentir útiles, valiosos, dignos, capaces. Que le aportamos valor a las personas que nos rodean y al mundo en general, y que, haciéndolo, sentimos que somos la mejor versión de nosotros mismos.
Y es desde ese enfoque más personal donde quizás pueda haber más discrepancias entre lo que para nosotros significaría tener éxito y lo que sería para otros vernos como alguien exitoso.
Demasiadas veces nos dejamos llevar por lo que se espera de nosotros, por lo que otros dicen que debemos hacer, por lo que se supone que contentaría a los que nos rodean. Y, sin embargo, siguiendo esas expectativas ajenas e ignorando las nuestras, lo más probable es que acabemos sintiéndonos profundamente infelices.
Ocurre demasiado a menudo que nos metemos en esa vorágine materialista que impera tanto últimamente, y nos centramos tanto en cumplir con los objetivos profesionales y económicos que nos vienen impuestos, que acabamos olvidándonos de quiénes somos en realidad y de qué es lo que de verdad nos emociona y nos hace sentir plenos y dichosos.
Muchas personas se encuentran perdidas viviendo vidas sin sentido que no les aportan nada, sin saber muy bien por qué, porque desde muy jóvenes han sido empujadas por el entorno a conseguir ese ‘éxito' externo y superficial que, demasiado a menudo significa competir, compararse, renunciar a sus verdaderos sueños y, por desgracia, acabar ‘muriendo de éxito'.
Cuando somos jóvenes pensamos que tenemos mucho tiempo por delante, que no pasa nada, que lo mejor es que primero ganemos dinero y luego ya veremos. Y terminamos por aparcar nuestros sueños en un cajón, pensando que no nos traerán ese tipo de ‘éxito' que todos esperan de nosotros, ese que se mide más por el número de ceros en nuestra cuenta bancaria, por el modelo de coche que llevamos, por las marcas de ropa que nos ponemos y por el tipo de casa que tenemos, que por nuestra auténtica realización personal.
Sin embargo, los años pasan muy deprisa, y, en algún momento, si seguimos viviendo de espaldas a lo que nos llena de verdad e ignorando lo que nuestro corazón nos dicta y lo que de verdad sentimos, podemos acabar en una de esas famosas ‘crisis' que lo único que nos está indicando es que estamos llevando un camino equivocado y que, si no hacemos algo para cambiarlo antes de que sea demasiado tarde, acabaremos sintiéndonos fracasados y tocando fondo.
Por supuesto que el éxito profesional y económico es importante. Pero, en mi opinión, lo es solo si va ligado a nuestra realización personal, a poner en valor lo que es único y especial en nosotros, a poner en juego nuestros dones, nuestras capacidades, eso que nos gusta tanto hacer y nos hace sentir tan bien que, cuando lo hacemos, el tiempo no importa y seríamos capaces de hacerlo incluso sin cobrar.
En mi opinión, se trata de sentirnos plenos, felices y extraordinarios haciendo lo que hacemos, y, gracias a ello, aportarle mucho valor al mundo, lo que, invariablemente, nos traerá también realización económica y profesional.
Por eso, frente al eterno debate al que se enfrentan nuestros jóvenes a la hora de decidir su futuro, entre elegir lo que tenga más salidas o elegir lo que más les llene, mi recomendación siempre va a ser la segunda opción. Porque si se dedican a lo que de verdad les gusta y les hace más felices, con seguridad, serán muy buenos en lo que hagan y, eso, sin duda, les va a traer un futuro profesional exitoso y pleno.
Pero, si eligen algo solo por el posible beneficio económico, seguramente, no se van a sentir bien en ello, no van a poder dar lo mejor de sí mismos y, más pronto o más tarde, van a acabar sintiéndose cada vez peor, lo que, seguramente, les va a terminar llevando al fracaso profesional.
Pienso que solo cuando nos sentimos realizados podemos hablar de verdadero éxito y podemos ligar el éxito profesional al personal, viviendo una vida plena con sentido.
Para mí el éxito tiene que ver con poder aportar lo mejor de mí y con poder disponer, no solo de ingresos suficientes, sino también de tiempo de calidad para poder disfrutar plenamente haciendo cosas que me llenan de verdad, al lado de las personas que son importantes en mi vida.
Y para ti, ¿qué es el éxito?
1 comentario
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HOLA Para mí el éxito es un concepto muy difuso y discurreante. Es decir, lo que quiero decir es que al ser una palabra supervalorada por ellos (las gentes) requiere un análisis profundo en la oscuridad de su significado. Para ello nada mejor que citar a Maldonado de Dios, gran aristrócrata del Paris de fin de siècle, que en su novela La Papaya Dorada escribe: "...sin duda alguna tu éxito es el éxito de tu cuerpo y de tu mente toda tuya mi amor." No olvidemos que quien nos dice "- tienes éxito", habla por su boca y suenan sus palabras. Y un consejo quién quiera tener éxito tiene que seguir siendo un mediocre pero camuflado. Espero que mis palabras resuenen como el eco en sitio donde haya eco, no peco