El período previo al lanzamiento el 3 de noviembre del rediseñado dispositivo de vidrio y acero inoxidable ha estado dominado por preocupaciones sobre la funcionalidad de su nuevo sistema de acceso FaceID.
Con un precio de 999 dólares, es además el teléfono más caro lanzado por la compañía, pero según analistas del mercado la demanda ya supera el suministro.
«Es fino, es potente, tiene ideas ambiciosas sobre lo que puede hacer una cámara en un teléfono y lleva el lenguaje de diseño de teléfonos a un nuevo e inusual lugar», dijo el crítico Nilay Patel, del sitio Verge, en una extensa reseña que prometió tener actualizada mientras exploraba nuevas herramientas.
El iPhone X no tiene un botón de inicio, una característica clave de los teléfonos previos, y en cambio los usuarios deben tocar el dispositivo para hacerlo funcionar.
Tampoco está el sensor de huella digital, reemplazado por el sistema FaceID, que desbloquea el teléfono al reconocer el rostro con la ayuda de una cámara infrarroja ubicada en la parte frontal del aparato.
¿Funciona el sistema FaceID? Los críticos expresaron dudas. Si bien la herramienta funciona aunque el usuario cambie su apariencia, por ejemplo usando lentes de sol, el teléfono no se desbloquearía si algunos rasgos faciales están oscurecidos.
El iPhone X también tiene carga inalámbrica y es la primera vez que Apple usa una pantalla OLED. «La pantalla del iPhone X es la mejor que he visto en un teléfono inteligente», dijo el crítico Todd Haselton de CNBC.
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