Durante casi tres horas ha estado la Jefa del Ejecutivo andaluz respondiendo a las preguntas de los cinco grupos parlamentarios, en una declaración que ha visto como una «ocasión inmejorable» para defender su actuación respecto a formación desde que llegó al cargo.
Citada a las 18:00 horas, Díaz llegaba puntual a la sala de comisiones del Parlamento, con gesto serio y acompañada de su número dos en el Gobierno regional, Manuel Jiménez Barrios, y del portavoz parlamentario del PSOE, Mario Jiménez.
Esperando para captar el momento en el que recorría esos 30 metros de pasillo, más de una treintena de periodistas, fotógrafos y cámaras de televisión, una presencia que duplicaba la que ayer hubo para los expresidentes Manuel Chaves y José Antonio Griñán.
Aunque comenzó agradeciendo a IU su tono y el «buen clima» para desarrollar su intervención, terminó aludiendo a las «intervenciones de toda índole» a las que se ha enfrentado hoy, en gran medida porque las tornas giraron cuando llegó el turno del PP, casi monotématico, sobre los contratos de su marido, José María Moriche.
Díaz lo esperaba y se notó, llegó a la comisión con las nóminas de su marido, con su vida laboral y con sus contratos, los expuso e invitó a la popular Teresa Ruis Sillero a analizarlos.
«No sé lo que pretende insinuar, dé un paso más, se lo digo mirándole a los ojos, lo que quiera decir lo dice», invitaba una y otra vez la presidenta a Ruiz Sillero cuando la popular le preguntaba sobre los contratos de su marido.
La defensa de Díaz a su marido, del que destacaba sus sueldos de entre 700 y 1.200 euros, era constante y terminó con una frase que causó una rápida reacción entre los numerosos periodistas que seguían la comisión: «Yo me he casado con un tieso, pues sí».
Esa frase tampoco pasó desapercibida para los comisionados e incluso alguno como José Antonio Castro (IU) ironizaba con los 90 millones que la Junta pide de reintegro de ayudas: «A mí me parece una millonada, porque también vengo del sector tieso».
«Aquí me tienen para lo que haga falta», espetaba Díaz a Ciudadanos para mostrar su colaboración y su intención de que la comisión sirva para mejorar el sistema, aunque en varias ocasiones se ha enfrentado a los reproches de los grupos por no responder a lo que le estaban preguntando.
El propio Castro ironizaba al respecto: «Gracias por responder a todas las preguntas que no le he hecho, esto parece una sesión de control pero al revés».
La presidenta andaluza, concienciada en «aportar cierta luz» al «relato» que se hizo de lo ocurrido, que ha calificado como «esa gran farsa» que se montó un Martes Santo por parte de altos cargos del Gobierno y de líderes del PP andaluz, ha evitado en todo momento hacer «juicios de valor» y se ha ceñido «solo a los hechos».
«Para valoraciones políticas me tienen cada quince días», ha dicho a Ciudadanos.
Hija de fontanero, ha bromeado con que le viene «de casta» el haber mantenido la paralización de la formación en la comunidad para ver si había «fugas» o no en las tuberías del sistema, y ha defendido una y otra vez su decisión, que sin duda volvería a repetir.
«Más allá de las ironías y de los actas, y de los tiesos y los gordos, sorber y soplar no cabe en la misma boca», recordaba la presidenta, porque no ve posible «manchar la imagen de todo un sector» y seguir pidiendo la convocatoria de cursos.
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